ESPECTáCULOS
› ENTREVISTA A LA CINEASTA LILIANA MAZURE
Un grito de corazón
La realizadora del film documental “Van Van. Empezó la fiesta” se dispone a rodar su segundo largo, sobre la historia del peronismo revolucionario.
› Por Oscar Ranzani
El abordaje del peronismo revolucionario es un capítulo central para quien pretenda indagar en la historia política argentina. Para la directora de cine Liliana Mazure (Van Van. Empezó la fiesta) es también el eje de Un grito de corazón, su segundo largometraje, que comenzará a rodarse apenas concluido el invierno. Es una ficción documental, estructurada a partir de una larga serie de testimonios de personajes que militaron en diferentes agrupaciones del peronismo, luego del golpe de 1955 . “La idea es recuperar el espíritu de lo que yo llamo los años felices de nuestra generación”, dice Mazure. “El nuestro no es un relato histórico ni didáctico sino que se trata de recuperar las vivencias personales.”
El documental, que será sazonado con la reconstrucción ficcional de hechos claves de su relato, presentará una diversidad de opiniones que irán construyendo una historia mayor: las diversas etapas que atravesó el peronismo revolucionario hasta la conformación de las organizaciones armadas. El período histórico que recorren los testimonios abarca desde el ’55, época en que comenzaron a gestarse las primeras manifestaciones de la resistencia peronista, luego del golpe militar, hasta el 25 de Mayo de 1973, cuando Héctor J. Cámpora asumió el gobierno. “Es una película absolutamente subjetiva. Es realmente la mirada y la historia de cada uno de los testimoniantes”, explica Mazure. Entre los entrevistados figuran Jorge Cepernic (ex gobernador de Santa Cruz), Fernando Vaca Narvaja, Pepe Fierro (fundador de Montoneros de Córdoba), Jorge Reyna (integrante de las FAR y Montoneros), Andrés Castillo (integrante del Operativo Cóndor que toma Islas Malvinas en 1966), Lita Artola (militante barrial de Vicente López), César Calcagno y Eduardo Duhalde (abogados defensores de presos políticos), Alejandro Alonso (un no vidente integrante de Montoneros en el frente de Lisiados Peronistas) y Emilio Pérsico (militante de la UES). Litto Nebbia, Emilio del Güercio y Jorge Taiana fueron otras figuras entrevistadas por el periodista Carlos Polimeni para la etapa inicial del trabajo.
Mazure se propuso narrar el peronismo revolucionario haciendo hincapié en la alegría y la plenitud de esa generación. “De la búsqueda de un mundo mejor, la sensación que nos queda a partir de las entrevistas y de lo que cada uno testimonia es que ese mundo mejor empezó a vislumbrarse. Eso se ve cuando cuentan los lazos de solidaridad y cuando narran cómo se vivía, se vislumbraba y a qué se llamaba un mundo mejor”, cuenta. “Tenemos los testimonios que contaron con una excelente técnica de preguntas que utilizó Polimeni y actualmente estamos trabajando en el guión. El material de archivo se está investigando y consiguiendo e invitamos a aquellos interesados que estén dispuestos a brindarmaterial”, indica. El productor Jorge Devoto dice que “se va a filmar en varias provincias. La conformación de las ligas agrarias se va a hacer en el norte de Santa Fe. También estaremos en Jujuy, donde representaremos la infancia de Chichín Rivero, quien fue posteriomente integrante del Frente Villero Peronista. Pasaremos por Córdoba por el Cordobazo y, sobre todo, por la parte universitaria. También pararemos en Mendoza, La Plata y en el sur, con la parte de Rawson, Trelew y Río Gallegos, donde se verá toda la militancia de Cepernic”, adelanta Mazure.
–¿Por qué decidió incorporar ficción en el documental?
–Porque aparecieron historias fantásticas. Después de los testimonios decidimos que había que hacer algunas cosas de ficción para que aportaran al lenguaje, a la expresividad de la película. Es notable el tema de la edad que tenía la gente que testimonia. Son todos gente mayor porque los más jóvenes, los que se incorporaron a la militancia en los años 70, tienen alrededor de 45 años. Luego están los que tienen entre 50 y 55 y después los más viejos como Jorge Cepernic. Si hay algo que es notorio es la edad que tenían muchas personalidades claves cuando se armó Montoneros. Hay testimoniantes que en esa época tenían 14, 18 o 25 años como mucho. Entonces ahí decidimos que esta película tenía que tener energía y presencia joven. Es decir, transmitir algo que tiene que ver con esa etapa que no teníamos manera de transmitir.
–Algunos analistas describieron a Montoneros como un movimiento ambiguo, donde convivían el nacional-catolicismo con los principios de la izquierda revolucionaria. ¿Cómo está reflejado en el film?
–En la diversidad de los reporteados: gente de la izquierda, del nacionalismo, del cristianismo. Personas nacidas en familias peronistas y otras del gorilismo. Discusiones y argumentos de un lado y del otro de por qué peronismo sí o peronismo no. En los testimonios aparece Perón visto desde muchos ángulos: como un estratega, como un traidor, como El Viejo, como un gran conductor político. Aparecen los sectores que eran más elitistas y la incorporación de los últimos sectores de juventud que eran los que en ese momento estaban en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) que de Perón no sabían nada.
–Si bien las asambleas populares se constituyeron como espacios de participación, hay palabras que parecen haberse vaciado de contenido. ¿El film busca despertar algún grado de interés por la historia para enriquecer el presente?
–Lo enriquece al dar elementos para analizar el hoy. No solo se vaciaron de contenido las palabras, se vaciaron las vidas. Yo tengo la sensación de que estamos en un no-lugar y la película rescata que esos años aportaron a la construcción de la identidad. Hoy me impresiona el hecho de que parece que no sabemos a qué pertenecemos ni quiénes somos.
–El film habla de jóvenes que lucharon por un ideal y hoy la mayoría tiene un sentimiento de inmovilización. ¿Apunta a subrayar que hay maneras de seguir creyendo?
–Tengo un análisis con respecto a eso. En esos tiempos, jóvenes muy jóvenes tomaron decisiones muy fuertes. La irrupción de la juventud a partir de los 60 fue muy fuerte. Pero se acabó. Esa juventud ingresó a la vida adulta y lo que vino en el mundo, sobre todo en Occidente, con el capitalismo y el neoliberalismo seduciendo a los jóvenes para que consuman, nos trajo hasta aquí. Las generaciones que vinieron no participaron de las grandes decisiones. Decidieron todo por ellos. Mi película quiere hablar de cuando los jóvenes decidían por sí mismos el futuro.