ESPECTáCULOS
“Young lust”, una demostración de que en el rock se puede resucitar
El doble CD retrata el momento en que Aerosmith resurgió de sus cenizas y volvió a la primera línea del rock duro. Desde el “Walk this way” con Run DMC, una guía sonora de un grupo de sobrevivientes.
› Por Eduardo Fabregat
En términos rockeros, la supervivencia es un ítem sumamente valorado. Sobre todo cuando abundan los ejemplos de soldados que cayeron en la batalla, y cuando buena parte de los charts actuales está ocupada por figuritas en recambio permanente y clones bien producidos de fórmulas probadas. Más allá del hilado fino que puede hacerse en el terreno de lo artístico, instinto de supervivencia es lo que pueden exhibir en el plano internacional personajes como The Rolling Stones, Ozzy Osbourne, Robert Plant o, más cerca en el tiempo, los Red Hot Chili Peppers. Pero pocos artistas pueden alardear de su resistencia en el tiempo, y de su capacidad para volver de donde pocas veces se vuelve, como Aerosmith. Quizá por eso, y como la mejor manera de animar el festejo, Universal acaba de lanzar Young lust: the Aerosmith Anthology, un doble CD que pone foco en el momento más brillante, el cierre de la parábola rockera, la resurrección de un grupo con encefalograma plano.
Al cantante Steven Tyler y al guitarrista Joe Perry, núcleo real de Aerosmith, nunca se los tomó demasiado en serio. De hecho, durante un buen tiempo se los conoció en el medio estadounidense más por su mote de Toxic Twins que por sus virtudes artísticas. Sin embargo, el quinteto sentó en los ‘70 dos pilares del rock duro de su país. Con “Walk this way” utilizó el riff blusero a toda marcha evitando el barroquismo de Led Zeppelin; con “Dream on” parió el esquema de power ballad que, con el correr de los años y en otras manos, se volvería insoportable. Pero a comienzos de los ‘80 los gemelos tóxicos estaban para el panteón, y no por cuestiones de honor. Mientras Perry probaba como solista (con poca suerte) y Tyler literalmente se desmayaba en el escenario (en la gira de Rock in a hard place), el rock maquillado de Poison y Skid Row lo ocupó todo, y Aerosmith fue considerado un cadáver mal parecido.
Error. Young lust se encarga de demostrarlo, con un repaso que va de Done with mirrors (1985) al disco en vivo A little south of sanity, de 1998, pasando por grandes golpes como Permanent vacation, Pump y Get a grip. Pero en realidad la historia debe arrancar en el tema que cierra el “disco izquierdo” de la recopilación. Done... ya había mostrado a un grupo que cumplió obedientemente con sus terapias de rehabilitación, pero el gran golpe llegó con la convocatoria de unos rappers que cambiarían la historia del hip hop. La idea de Run DMC, convertir al añejo “Walk this way” en un himno del rap callejero, fue para Aerosmith la inyección de sangre nueva necesaria para convertirse otra vez en un acorazado en marcha. Comenzaron a caer los hits, y los millones de placas vendidas en todo el mundo, y las giras y los Grammy, las invitaciones a homenajes de MTV.
Young lust, por otra parte, no dará lecciones de música a nadie, pero sirve para recordar que, en materia de rock puro, a veces no se necesita más que un poco de inspiración y mucho de transpiración. Como los gemelos ex tóxicos también supieron acudir a songwriters (Holly Knight, Desmond Child) y productores (Bruce Fairbairn, Ted Templeman) especializados en la materia, su buena estrella siguió ascendiendo, y se convirtió en el mejor ejemplo de cómo puede volverse del fracaso artístico, comercial y personal. Allí están para demostrarlo pequeños himnos como “Dude (looks like a lady)”, “Love in an elevator”, “Janie’s got a gun”, “Eat the rich”, “Amazing”, “Cryin’” o “Crazy”, el soundtrack con el que Tyler, Perry, Brad Whitford, Tom Hamilton y Joey Kramer recuperaron la respiración. Comprobando, de paso, que la supervivencia bien puede ser la décima musa.