ESPECTáCULOS
› UN CICLO DE DANZA ORGANIZADO POR “CREAR VALE LA PENA”
Bailar contra la exclusión
En el Centro Cultural Rojas, dos grupos de jóvenes de barrios marginales presentan una visión danzada de su realidad social.
› Por Oscar Ranzani
Fiel a su compromiso genuino, y a la vez ambicioso, de impulsar el arte como motor para la transformación social, la Fundación Crear Vale la Pena está presentando las obras Dentrecasa y Podría ser yo en el Centro Cultural Rojas (Corrientes 2038). Realizados por artistas formados en el programa “Arte + Organización social”, ambos espectáculos se desarrollan los viernes de junio a las 21 junto a Exclusión, una creación colectiva de los alumnos de Danzas Urbanas del Rojas, interpretada por el Grupo Urbe. Dentrecasa es una obra de danza-teatro cuya idea y dirección pertenece a María Lorena Ponce –directora de la Compañía De Andanzas– y está interpretada por el grupo Las Viejas Locas, formado por jóvenes del barrio La Cava de San Isidro. Podría ser yo es un obra de danza callejera que contiene tres coreografías de Benny Moya –coreógrafo docente de la Fundación– y sus intérpretes pertenecen al Dance Time Group del barrio Villa Jardín.
“Lo que intenta transmitir Dentrecasa es la rutina que una mujer tiene en la actualidad, tanto en su casa como en un trabajo. Pero más que nada estamos interpretando mujeres de los años ‘50 o ‘60, una época en la que se convivía mucho en conventillos y se compartían muchas cosas cotidianas. Se reflejan las peleas, el chusmerío, la limpieza, el compartir un baño entre muchas personas”, señala Alejandra Coria, de 28 años, integrante de Las Viejas Locas. En Dentrecasa, un grupo de mujeres ensayan distintas coreografías con baldes en la mano, que representan las modalidades de limpieza que cada una adopta en un ambiente compartido semejante a una de las tantas casonas de Caminito. “En esta obra hay diferentes mujeres. Está la más fina, la más coqueta, la más seria, etcétera. Cada una de ellas, desde su papel de interpretación, tiene su manera de limpiar. Y a raíz de esto es que surgen las peleas, el chusmerío”, adelanta Alejandra quien, además, comenta que el papel de coqueta que tiene en cada una de las funciones le sale con naturalidad. “Mi persona es así. Pero para explotar más esa interpretación trabajé mucho en lo actoral, con tres ensayos en la semana de dos horas”, dice.
El otro espectáculo de la Fundación está formado por tres coreografías: “Podría ser yo” –que lleva el mismo nombre de la obra–, “Desafiantes” y “Pop maniático”. Ignacio González, quien con 18 años es uno de los bailarines más jóvenes del Dance Time Group, explica que “cada una varía en la interpretación. ‘Podría ser yo’ trata de unos muñecos que se mueven al ritmo de la música, ‘Desafiantes’ es como una lucha o un ritual que hay entre tres personas bailando. Es una competencia por saber quién es mejor, quién es el que gana. Y ‘Pop maniático’ es algo mucho más loco, muy elevado a la moda, muy nuevo. En esta última hacemos una parte donde nos mostramos como somos: el físico, las caras, las poses, los colores llamativos que usamos”. En cada coreografía difiere el ritmo musical: la primera tiene una acentuación pop, la segunda se basa en los ritmos del breakdance y la tercera es más tecno. Ignacio coincide en esta interpretación y señala que “‘Desafiantes’ es más tipo pelea callejera, que tiene que ver con el breakdance. La última es más moderna”.
Tanto Alejandra Coria como Ignacio González son dos jóvenes que participan del programa “Arte + Organización social”. Este es un proyecto concretado por la organización no gubernamental destinado a personas en situación económica crítica que integra la educación, el arte y la organización social como medios para la promoción y el desarrollo comunitario. Para Inés Sanguinetti, presidenta de la Fundación, el programa “trata de romper con la dicotomía ‘arte folklórico para pobres’ y ‘arte académico para elites’. Por eso hablamos de un programa que tiene que ver con el acceso a la cultura y a la justicia. Creemos muy profundamente que los procesos de transformación social pueden ser generados desde el motor de la expresión. No es primero arte o primero organización social sino que decimos que para que la obra de arte no sea un objeto separado de su función social hablamos de un arte productor desentido social. Es como una especie de ADN de la conducta general de todo el emprendimiento”, concluye.