Vie 21.06.2002

ESPECTáCULOS

El mundo de imágenes que legó al cine Marcel Proust

Un ciclo de la Sala Leopoldo Lugones repasa las dos únicas, temerarias adaptaciones de “En busca del tiempo perdido”, además de un film sobre la difícil relación del escritor con su fiel criada Céleste Albaret.

¿Cómo adaptar al cine un monumento de la literatura como En busca del tiempo perdido? ¿De qué manera acercarse a una obra tan vasta y tan ardua? ¿Por qué hacerlo, en todo caso? Alguna vez, directores y guionistas de la talla de Luchino Visconti, Joseph Losey y Harold Pinter lo intentaron, y los proyectos quedaron abandonados. El ciclo “Los laberintos de la memoria: Marcel Proust en el cine” incluye los dos únicos, temerarios intentos de traslación de la obra de Proust –El gran amor de Swann, de Volker Schlöndorff; El tiempo recobrado, de Raúl Ruiz–, además de Céleste, donde el director alemán Percy Adlon recrea la relación del maniático escritor con su fiel, inseparable criada Céleste Albaret. La cita es en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (avenida Corrientes 1530), empezando hoy con El gran amor de Swann (Un amour de Swann / Eine liebe von Swann, Francia / Alemania 1983), del alemán Schlöndorff.
Con un elenco espectacular (Jeremy Irons, Ornella Muti, Alain Delon, Fanny Ardant, Marie-Christine Barrault), fotografía del sueco Sven Nykvist y un guión firmado por Peter Brook y Jean-Claude Carrière, el director de El tambor se anima con los dos primeros libros de la novela, el momento en el que Swann se obsesiona con Odette de Crecy, en quien cree ver la encarnación de la belleza que hasta entonces sólo había encontrado en el arte. Menos misteriosa y más pragmática de lo que él imagina, Odette es el síntoma de las clases emergentes en Francia hacia 1880.
Mañana y el domingo va El tiempo recobrado (Le temps retrouvé, Francia / Italia, 1999), del chileno Raúl Ruiz, con Catherine Deneuve, Emmanuelle Béart, Vincent Perez, John Malkovich, Marie-France Pisier, Pascar Greggory, Marcello Mazzarella, Chiara Mastroianni. La decisión de elegir el séptimo volumen de la obra, sin duda el menos narrativo y el más complejo de todo el ciclo novelístico, no es tanto un rasgo de audacia sino más bien una conclusión natural, tratándose de un cineasta como Ruiz. Bien observado, todo su cine parecía dirigido hacia este film -virtuosamente iluminado por el argentino Ricardo Aronovich– en el que cristalizan sus búsquedas acerca de la circularidad del tiempo y las estructuras concéntricas del relato.
El ciclo concluye el lunes 24 con Céleste (Alemania, 1981), de Percy Adlon, con Eva Mattes y Jürgen Arndt. Céleste Albaret tenía 31 años cuando Proust murió. Hasta entonces, la criada y el escritor formaron una unidad, que se prolongó en el tiempo cuando ella –una campesina sin formación y de origen humilde– escribió sus memorias, tituladas Monsieur Proust, que están en la base de este film magníficamente protagonizado por Eva Mattes, una de las actrices preferidas de Rainer W. Fassbinder. “Una de las ofrendas más profundas con que el cine haya homenajeado a la literatura”, según definió Andrew Sarris. Film inédito en la Argentina, la exhibición es una gentileza del Goethe-Institut. Todas las funciones serán a las 14.30, 18 y 21 horas.

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