Jue 04.07.2002

ESPECTáCULOS  › UNA MULTITUD DE ARTISTAS REINAUGURO EL TEATRO ATENEO

La cultura de la resistencia

La sala de Paraguay al 900, cerrada desde fines de 2000, será ahora escenario de shows de música. La reapertura fue celebrada como un nuevo gesto de construcción en una sociedad devastada.

› Por Silvina Friera

La mecha está encendida, y la luz da esperanza a una sociedad saqueada y arrasada por tanta muerte. “Las utopías no son imposibles, son cosas que todavía no hicimos. Hay que resistir y desde aquí lo haremos”, dijo Teresa Parodi en la reapertura del teatro Ateneo (Paraguay 918). Los artistas, conscientes de que hay espacios que no se pueden resignar ni entregar, están articulando piquetes culturales para combatir a los que siembran el terror, la impunidad y el silencio. La fiesta de reinauguración de la sala, que estará destinada a la divulgación de música argentina, empezó con “Resistiendo”, de la cantante correntina: “Nos han robado hasta la primavera pero no pueden con nuestra canción”. La cultura se erige como el último bastión, el hueso más duro de roer, “la médula de un país que estamos perdiendo”, como señaló Parodi en un mail que le mandó en diciembre a Enrique Albistur, presidente de la ONG Nueva Dirección en la Cultura, que permitió la recuperación del Ateneo.
Una gran cantidad de figuras de la cultura, el teatro, la música y de organizaciones sociales y de derechos humanos estuvieron presentes para apoyar “esta puerta que se abre”, después de dos años de incertidumbre sobre el destino del histórico teatro, presa ideal para convertirse en fast food o centro espiritual de pastores brasileños, que se multiplican al compás de la crisis. Fernando “Pino” Solanas, Norma Aleandro, Pacho O’ Donnell, Carlos Rottenberg (propietario del Ateneo en los últimos 25 años), Peteco Carabajal, Víctor Laplace, Emilio Disi, Lino Patalano, Estela Carlotto, Daniel Melingo, Gillespi, Jaime Torres, Antonio Tarragó Ros, Horacio Fontova, Luis Salinas, Víctor De Gennaro, Juan Carlos Calabró, Linda Peretz, entre otros, acompañaron esta iniciativa. “Esto de ser un empresario teatral no quiere decir que me vaya a convertir en Romay, al que respeto mucho, pero que cuando agarra el micrófono no lo larga nunca”, bromeó Albistur. “Abrir una sala hoy, en este país y en estos momentos, es aún más trascendente, es una apuesta a la divulgación y al apoyo de la cultura nacional. No sólo a los artistas de nuestro país sino de Latinoamérica, porque estoy convencido de que es allí donde tenemos nuestras raíces. Siempre pensé que un espacio cultural es un lugar de resistencia, un puesto de lucha. Este país fue vaciado pero no pudieron con la memoria de nuestro pueblo, que es nuestra cultura. Y desde ahí vamos a tener que reconstruir este maravilloso país, empobrecido y herido en su dignidad”, explicó.
“El arte de nuestro enemigo es desmoralizar y entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen”, decía Arturo Jauretche. Con esa reflexión, Albistur concluyó su discurso: “Venimos a combatir por el país, alegremente, porque nada grande se puede hacer desde la tristeza”. En la ceremonia, conducida por los humoristas cordobeses Coco Silly y Daniel Aráoz, se leyeron numerosas adhesiones, como la del padrino de la sala, León Gieco. “Reabrir un teatro parece la loca idea de alguien que no se da cuenta de lo que nos está pasando. Esta situación se remonta al momento más oscuro de nuestra historia. En plena dictadura, un grupo de intelectuales, músicos, plásticos y otras personalidades formamos el movimiento para la reconstrucción de la cultura nacional. Desde allí peleábamos para no perder lo más genuino que tenemos, nuestra cultura. Hoy nos persiguen de otra forma y seguimos dándoles pelea. Este espacio cultural será un espacio de resistencia”, auguró Gieco en la carta.
La heterogeneidad musical transitó del chamamé de Parodi al pop de La Portuaria, comandada por Diego Frenkel, que aportó lo suyo con “Nada es igual”. La otra madrina, Mercedes Sosa, no pudo asistir por una gripe. Mediante una carta, la cantante señaló que la apertura es “un acontecimiento maravilloso en los días aciagos que vive el país. Que se encienda una luz que ilumine el camino difícil del artista en el encuentro con su público es apostar al futuro, una palabra con significado incierto para muchos argentinos. Por eso es tiempo de quedarse en el país y luchar desde adentro”. Como para confirmar esa lucha, pasaron Pedro Aznar, Raly Barrionuevo y Nito Mestre. “Los tangos tienen capacidad de denuncia, son irónicos, a veces pesados. Supongo que para denunciar hay que ser así”, dijo Adriana Varela antes de cantar “Las cuarenta”. Para el cierre, Daniel Buira, al frente de La Chilinga, hizo vibrar a todos al ritmo festivo de los tambores. El “Himno Nacional”, versión Charly García, con los artistas sobre el escenario, y el recuerdo de las muertes de los piqueteros Rubén Santillán y Maximiliano Kosteki, adquiría otra significación: que el ruido de rotas cadenas, por fin, se cumpla.

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