Dom 14.07.2002

ESPECTáCULOS

Gilberto Gil revivió a Marley, por una noche

El bahiano brilló en el festival La Mar de Músicas, dedicado este año a homenajear al profeta jamaiquino. Fito Páez, Rita Marley, Inti Illimani y Omara Portuondo también participarán.

Por Carlos Galilea
Desde Cartagena, Colombia

El cálido homenaje de Gilberto Gil a Bob Marley abrió el viernes la octava edición del festival La Mar de Músicas, la más larga de toda la historia. En Cartagena, actuarán hasta el próximo sábado 27 mexicanos, jamaiquinos, tunecinos, chilenos, brasileños, guineanos, cubanos, peruanos o estadounidenses de la calidad de Alpha Blondy, Fito Páez, Rita Marley, Mory Kanté, Orishas, Amina, Omara Portuondo, Inti Illimani, Kronos Quartet, Bossacucanova, Tania Libertad, Lila Downs, Susana Baca, Manecas Costa o Joe Arroyo. Además, habrá una exposición fotográfica, cine y un encuentro literario.
“Time will tell” (El tiempo dirá) fue la primera canción de Bob Marley que sonó en el Auditorio del Parque Torres bajo el vuelo nocturno de las gaviotas y con el ya habitual fondo de la bahía de Cartagena. Gil inauguraba una nueva edición de La Mar de Músicas con su homenaje a Robert Nesta Marley (1945-1981), leyenda del reggae y la única estrella que dio el Tercer Mundo a la música pop. Marley fue el primero en convertirse en un icono internacional –como pueden serlo Elvis Presley o John Lennon– y uno de los portavoces de la diáspora negra por el mundo. Y sus luminosas canciones hicieron disfrutar a lo grande al público que abarrotaba el recinto.
El nuevo disco de Gil, Kaya N’Gan Daya (un guiño que suena en el portugués de Brasil a la expresión “Caer en la fiesta”), menciona en el título la kaya o ganja, la poderosa hierba jamaicana que contribuyó decisivamente al hipnótico ritmo. Gil eligió varias canciones de Natty dread (1974), una obra de la importancia del Blonde on blonde de Dylan, o el Revolver de Los Beatles. La primera cara del disco contenía “Lively up yourself” –con la que Marley solía terminar sus conciertos– (“vas a animarte y no habrá mala onda / animate porque el reggae es otra cosa”), la famosísima “No woman no cry”, “Them belly full” y “Rebel music”. Todas las cantó Gilberto Gil. Y un apoteósico “Positive” vibration en el que brillaba más que nunca el espíritu de Bob Marley.
Con el mismo bajo sordo, el toque de caja y las voces de las chicas. Las I-Threes de Gil no son Marcia Griffiths, Judy Mowatt ni Rita Marley sino Angela Lopo, Nara Gil y Juju Gomes, que hicieron los coros de la graciosa “Three little birds”, que Marley compuso para sus coristas y que Gil decidió grabar tras leer que era el tema favorito del tenista Gustavo Kuerten. Además, el bahiano recuperó temas de su repertorio que ya cargaban con influencias del reggae como “Vamos fugir” –grabada en 1984 con los Wailers, la banda de Marley, en Kingston–, “Extra” o “Nos barracos da cidade”. Un reggae cuya columna vertebral Gil compara con la de los mamíferos: rítmica y muy regular, vértebra tras vértebra.
Las versiones del brasileño son de una gran fidelidad a los originales, aunque un cavaquinho y el surdo virado (tambor del samba-reggae), un berimbau y un pandero –para fortalecer la conexión Jamaica / Bahía– o el sonido grave de un saxo aporten sutiles cambios a clásicos como “Is this love?” o “Could you be loved”, tocado a 78 rpm. O sea, un Marley idéntico y distinto. Difícil ser más fiel y a la vez dejar su propia impronta. Pero Gil, que acaba de cumplir los 60 hace unos días, es mucho Gil. Puso algo de Bahía en Jamaica y “a little reggae touch”, dijo en inglés, en la más universal de las canciones brasileñas porque se llevó a la “Chica de Ipanema” hasta las playas de Montego Bay.
Hubo canciones de amor como la deliciosa “Waiting in vain”, pero sobre todo cantos de protesta e indignación ante la injusticia. El reggae, como bien decía Toots Hibbert, líder de los Maytals, es música de rebeldes. Con el puño en alto, absolutamente inmóvil, aguardó Gil el inicio de “Buffalo soldier”. Jorge Amado escribió de él que “dirige el baile y la batalla. Con Gil vienen los combatientes de Zumbi, del quilombo de Palmares. Al mismo tiempo su risa es una risa de niño, pura, una risa de amor”.
De los demás participantes de la primera noche, resultaron bien combativos los mexicanos Los de Abajo, que a la más mínima ocasión lanzan vivas a Zapata. “Hoy le canto al que persiguen”, canta Liber Terán, voz principal de estos hijos bastardos del mundo occidental, como ellos mismos se definen, que deben su nombre a una novela de un médico del ejército de Pancho Villa. Se marcaron un son acústico de la región de Veracruz a base de voces, requintos jarochos y acordeón, terminado a plena salsa. Proclamas al margen (“vivimos el caos”, arengaron), lo que prima en este combo del gigantesco y caótico DF es la diversión. Su mezcla verbenera de cumbia, ska, merengue y polca norteña, la pachanga o chilango puso fin a la fiesta pasadas las tres de la mañana.

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