Los hermanos Vittorio y Paolo Taviani no habían cumplido dieciocho años cuando decidieron dedicarse al cine. En 1946 su padre los había llevado a ver Paisà, el film de Roberto Rossellini que marcó el quiebre de las convenciones artificiales del cine italiano y sentó las bases del neorrealismo. Los chicos habían quedado asombrados por esas historias de guerra y liberación. “Cuando salimos de la sala nos dimos cuenta de que el cine es un modo de entender verdaderamente nuestra historia. Sentíamos que era el cine o la muerte”, cuenta Vittorio en el documental que Canal (á) dedica a la vida artística de los hermanos que llevan más de cuarenta años rodando películas en forma conjunta.
El especial, que se emite hoy a las 19, está basado en una entrevista realizada en la ciudad de Sicilia cuando los Taviani se encontraban filmando Kaos, y fluctúa entre la mirada sobre su cine y un análisis de la vida política de la dupla. Los Taviani revelan que trabajan de manera alternada. “A filmar –cuenta Vittorio– comienza uno, que en ese momento es el que dirige. El otro se mantiene en silencio para no confundir a operadores y actores. Después de terminada la toma nos juntamos para ver si todo salió bien. Luego comenzamos a rodar una nueva escena, pero esta vez con la dirección del otro. Y así sucesivamente.” Paolo apunta: “Somos equidistantes y equivalentes, hacemos todo al mismo nivel. Todo es común para nosotros”. Y agrega: “Excepto nuestras esposas”.
Los hermanos vivieron en carne propia las atrocidades del fascismo. “El neorrealismo marcó el encuentro con todo lo que el fascismo había escondido: la clase trabajadora, el movimiento popular. Nuestro amor por el neorrealismo nos llevó a acercarnos a los trabajadores, al pueblo, a los barrios pobres, donde aprendimos que junto a la realidad antifascista burguesa existía otro tipo de antifascismo: el del socialismo”, confiesa Vittorio. Por último, el director define el sentido de la palabra utopía con que fue caracterizado su cine. “Al hablar de utopía no hablamos de un deseo que jamás se hará realidad. Cuando un hombre se plantea un proyecto, por el solo hecho de comenzar a trabajar en él, ya está realizando algo real. Aunque mañana el proyecto no se concrete, el trabajo de hoy para el futuro ya es importante.”