ESPECTáCULOS
› “DIBU 3”, UN SUBPRODUCTO DE LA FACTORIA TELEFE
¡Marcelito Marcote, volvé!
› Por Martín Pérez
Curiosa mezcla de Pepe Biondi con Marcelo Marcote, Dibu es el dudoso orgullo animado de la industria local, un niño dibujado al que los adultos de carne y hueso que lo rodean lo primero que hacen es recordarle que lo mejor es tener una familia que lo quiera, argumento que utilizan para alejarlo de la posibilidad de tener amigos. Cual Truman de cabotaje, las travesuras de Dibu terminarán siempre con una sonrisa congelada en la brillante cara de ternura profesional de una familia entrenada no sólo para hacer que lo quiere, sino incluso para fingir que puede verlo.
Tercer opus fílmico derivado de un producto televisivo que ya no está en la pantalla chica, Dibu es algo así como el último sobreviviente de la época de oro de Telefé, aquella que tuvo a “Grande Pa” como su mayor referente. Luego de haberle creado una hermana también dibujada, llamada Buji, esta vez Dibu deberá salvar al mundo viajando a Marte, para convencer a los marcianos que dejen de devolver a la Tierra la basura que ésta les envió durante años. Con militares traidores, una novia marciana y viajes interestelares gracias a un scanner y un email, la ambiciosa trama de Dibu 3 es un despropósito, pero que sólo convoca al tedio y no al regocijo bizarro de la clase B, o C, o Z.
Dibu conocerá un amiguito cuyo padre es un mimo disfrazado de Mozart que se descubrirá como científico y finalmente terminará viajando a Marte a pedido del presidente para bailar con su propio disco y terminar luchando con una paloma. Lo rodearán en esta empresa un elenco de actores condenados a la emoción fácil y a los que se les hace imposible algún mínimo gesto cómplice, que acompañe el hecho de estar protagonizando semejante berretada de campeonato. Atrapados en un guión imposible, su trabajo parece reducirse a hacer caras de felicidad o de pregunta frente a la cámara, como si formasen parte de la claque de un programa cualquiera de entretenimientos. Pero donde están poniendo la cara no es más que un escarnio llamado Dibu 3, un film que marca cómodamente el punto más bajo de la explotación comercial de estas vacaciones de invierno.