Dom 04.08.2002

ESPECTáCULOS  › LOS 100 PROGRAMAS DE “TODO X 2 $”

La televisión de un país en bancarrota

Este año el ya mítico programa de Diego Capusotto y Fabio Alberti tiene un subtítulo duhaldista: “Y que sea lo que Dios quiera”. En una temporada en que le juegan en contra numerosas coordenadas, el programa festejará mañana, con un cambio de horario, sus primeras cien emisiones. Esta es una crónica de la grabación, que llenó de un público joven los estudios de Canal 7.

› Por Mariano Blejman

“Todo x 2 $” cuenta con un plan sustentable entre manos, sus capitales no se han fugado del país, su economía está sana y ha podido mantener sus reservas gracias a los aportes de sus principales acreedores: los televidentes. En definitiva, es un programa que no devaluó y al cumplir un número redondo de emisiones sigue costando los mismos 2 pesos de siempre. “De este programa habla todo el mundo y nunca pasó los seis puntos de rating”, se ufana uno de los productores. Los aplausos desenfrenados están intactos, así como el coro de freaks que desde el comienzo sigue las grabaciones. En ese contexto la grabación del especial por los 100 programas del ciclo (que desde mañana cambia de horario, va los lunes a las 23 horas por el 7) resultó en sí un evento, que acompañaron 800 jóvenes. Muchos de ellos hicieron una cola de cuatro cuadras para observar a Mario y Marcelo, que este año se mudaron de los estudios de Miami a los de la Argentina de Duhalde. La trastienda de una grabación del programa es una especie de recorrida por una televisión cartonera, que se nutre de restos para sobrevivir.
Es miércoles a la tarde y hace frío: el estudio de Canal 7 tiene la tribuna hecha un aluvión y por la edad de sus integrantes parece más bien la hinchada de “Feliz Domingo”, aquel ciclo que conducía Silvio Soldán, aunque con una clara diferencia de histerias. En uno de sus escenarios, de espaldas al público, Fabio Alberti imita en un momento a Piero y canta “Taaaaaalquitooh..., pongo talquito, talquito, talquito”, sobre la música del hit “Manso y tranquilo”. Entonces aparece el Piero real, que esta vez se sumó a la sátira, y la tribuna detrás mueve sus manos al unísono, como si se tratara de un juego. De hecho es un juego que comenzó temprano y se repite durante toda la tarde.
Cerca del mediodía ingresó en el estudio una primera mitad que estaba atestando el tráfico al canal para observar la grabación. En un momento, ocho horas después de haber ingresado los primeros, se produjo un recambio: salieron 300 espectadores y entraron otros 300 que ya estaban impacientes en la puerta. En este momento están siendo guiados por un productor y juegan a hacer de público. “Ahora tienen que hacer de chicos buenos”, les dice el productor. Los integrantes de la tribuna se ríen y hablan entre sí mientras aplauden un poco. “Ahora viene la ola”, pide de nuevo el productor y la tarima concede de derecha a izquierda al mejor estilo del Mundial ‘86. “Ahora por favor van a levantarse todos juntos cuando les digamos: uno, dos y tres...”, es el pedido. Entonces la gente se para de golpe, las manos bien arriba, y festeja como si fuera un gol. Porque algo así sucede en la tarima, los chistes se festejan como goles y el público está dispuesto a recibir la terapia del “¡Está bien!” de Alberti, los movimientos esperpénticos de Diego Capusotto y los guiños de los guiones de Pedro Saborido, que anda por ahí detrás de sus anteojos pensando en algo lejano y distante.
El estudio está completo de productores, libretistas, camarógrafos, escenógrafos, maquilladores –el humor en televisión obviamente requiere de todos ellos–, cuando termina la canción que el Piero de ficción cantó junto al mismo Piero. En un costado, sentadito y sin apuros en un cordón como esperando un regalo del cielo, está también el Dr. Dyango con una peluca de juez de principios del siglo XIX hablando sobre mujeres con algunos técnicos del canal: “¿Viste qué linda esa chica del 13 que vino recién a hacernos una nota?”, comenta Dyango y su corte técnica asiente. Unos metros más allá, está Sushi, que fue convocada por el Sindicato de Extras y terminó con un rol protagónico en el programa. Sobre el fondo, aquella especie de Susanos no dejan su amaneramiento cuando no graban, y saludan al público como si fueran participantes de un concurso de belleza mal afeitadas. En un borde en cuclillas y con un buzo azul se encuentra Guillermo, más conocido como Tito Cossa, el agente de la SIDE, que por primera vez en el año participa del programa. “Ya me había olvidado de este personaje”, dice Guillermo. El hombre está contento de volver a realizar su creación más famosa. En el número 100, Tito Cossa entonces –con un bidón de nafta como casco– combatirá a los extraterrestres que invaden el país con una nave espacial para cobrarles peajes en altura, como trasfondo de una historia de amor. Una especie de sueño de José De Zer hecho realidad.
“Todo x 2 $” hace y deshace con la tele, sin importarle demasiado lo que digan después. El ciclo de este año, producido por Ideas del Sur de Tinelli, comenzó más tarde que nunca por la hecatombre reinante: el 21 de mayo. Desde entonces, a sus secciones más conocidas como las de Flor de nabo, D’J que enseña a bailar Cumbia Villera, Tusandro –una cruza entre el mítico Tu Sam y los movimientos de Sandro–, Ese amigo de Vinazzi (a veces reemplazado por Ese amigo del asma), El hombre bobo, Boluda total y La reflexión final, se sumaron Toto Sardi, una parodia de Isabel Sarli; Bandanas en pijamas (presentando la octava función en el ¡estadio de Vélez!) y el dúo Experiencia, con su melancólico hit “Quinto año” además del pronosticador musical del tiempo que se parece a Piero, quien en su versión original que visitó al programa terminó firmando autógrafos entre el público.
Pero también hubo estos meses un superhéroe llamado Koh-i-noorman, hombre secarropas, cuyo latiguillo fue “La justicia tarda, pero centrifuga”. Aun así, la tele los premia: en el programa –que se verá mañana– no faltarán alusiones al Martín Fierro, después del galardón recibido por Alberti en el rubro “Labor humorística”. Aunque en este caso la ecuación será inversa: los invitados al Martín Fierro han ido a ver “Todo x 2 pesos”, ¿o se han quedado perdidos y olvidados entre las instalaciones del canal?
Casi al final, los integrantes del dúo de Mario y Marcelo aparecen grotescamente gordos (tal vez por el éxito) y saludan después de haber firmado autógrafos en los cortes y luego de haber dado indelebles besos en las mejillas de sus fieles seguidores. Después, Memphis La Blusera toca en el estudio poco antes de que se “dinamite” el escenario. El estallido es producto de una mala decisión del cocinero televisivo Martiniano Molina (de “Mariana de casa”) que fríe un pulpo gigante a modo de festejo.
“Seguro que hay más sorpresas”, comenta un visitante que no quiere dejar el estudio hasta que apaguen las luces. Detrás de un joven de aspecto desafiante y peinado punk, que no aplaudió durante toda la tarde, dos adolescentes arreglan un encuentro para la próxima semana. “Che –le dice una a la otra–, a la reunión del viaje de egresados ¿hay que ir con los padres?”

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