ESPECTáCULOS
› FEDERICO LUPPI, DIPLOMATICO EN EL AMAZONAS
Un cónsul con sabor tropical
El actor protagoniza “El lugar donde estuvo el paraíso”, un film español rodado en la selva de Iquitos. Un lugar planteado como una Babel de los 80, “de contrabando y venganza a mil pesos”, define.
Federico Luppi es una voz autorizada allá y acá. En España es reconocido como un gran actor argentino. En la Argentina se destaca su éxito en Madrid. En algunos casos, el nexo ha sido otro argentino-español: Adolfo Aristarain. Pero, en definitiva, Luppi supo transmitirles tal fuerza a sus personajes, y la mayoría de ellos parecen haber sido escritos especialmente para él. En su último trabajo para la industria cinematográfica española interpretó a un diplomático, profesión que, en este caso, lo llevó a la selva de Iquitos, en el corazón del Amazonas peruano. Un lugar inhóspito para cualquier sudamericano, y mucho más para los potenciales espectadores madrileños. Precisamente en Madrid se estrenará pasado mañana El lugar donde estuvo el paraíso, la película en cuestión, que todavía no tiene fecha de exhibición en Buenos Aires.
“El cónsul y Julia son como dos barcos que se anclan en un puerto para no hundirse”, afirmó Federico Luppi, en referencia a su papel, en la presentación protocolar del film. Los dos protagonistas de la película llegan al Amazonas para disfrutar de la última oportunidad que les da la vida para ser felices. “Es un lugar de contrabando, de gente oculta, terrorismo y venganza a mil pesos”, dijo Luppi. En la película también actuó Gastón Pauls.
“Ana es la que desencadena la tragedia, ya que busca a alguien que le haga caso, que la atienda; pero, como se dice en la película, ‘el poder del amor mata’”, señaló Gerardo Herrero, el director. “Necesitaba para el papel una chica con cuerpo de mujer y mente de niña”, afirmó, y lo encontró en Elena Ballesteros, conocida en España por su participación en la serie de televisión “Periodistas”. Herrero decidió rodar el film cuando leyó la novela homónima de Carlos Franz. “El sólo me pidió que respetase el título y que no develase de qué país era el cónsul’, cuenta Herrero. Iquitos se muestra como una auténtica Babel a principios de los ochenta, una época en la que la mayoría de los países sudamericanos estaban regidos por regímenes dictatoriales. En ese territorio ambiguo, cada uno habla un español con distinto acento. “He quitado a propósito la justificación del acento español de Elena”. El único que habla como los nativos peruanos es el jefe de la policía, encarnado por Gianfranco Brero, ganador de la Concha de Plata al mejor actor en San Sebastián por Tinta roja.
En el rodaje de Territorio comanche en Yugoslavia, Herrero se enfrentó con múltiples problemas: la intervención del Ejército francés, el posible estallido de minas personales..., así que rodar en la selva le parecía algo así como unas vacaciones. “Esperaba el calor, los mosquitos, pero no unos cambios climáticos tan bruscos. Cada día teníamos tres planes de rodaje”, subrayó Herrero. “A las seis de la mañana estaba nublado, a las once salía el sol y a las dos el cielo estaba negro...” –relató el realizador–. Y eso hizo que mi relación con el director de fotografía, Alfredo Mayo, estuviera a punto de deteriorarse’, dijo entre risas. “La atmósfera era un personaje más. Teníamos que sentir la pobreza y el calor, ver los afluentes del Amazonas... y era muy complicado’, agregó. Además, él no quería mostrar la cara turística de Iquitos, lugar en el que ya había rodado un documental: “Quería evitar la mirada del extranjero.
Nos envolvió el ambiente, entramos en locura y se nos giró la mente”, añadió Paulina Gálvez, para quien “un día era maravilloso y al día siguiente querías marcharte”. Ballesteros comparte esta opinión: “Fue complicado, incluso el llegar hasta allí, pero Federico es una gran persona que tiene la habilidad de resolver cualquier problema. Es una película que ha cambiado mis valores personales, allí me he encontrado conmigo misma”.