ESPECTáCULOS
› LOS VECINOS DE ESCOBAR PODRAN VER LA OBRA DE EVE ENSLER
Las vaginas ganaron la disputa
La directora de cultura más pattista que Patti fue despedida, luego de que Página/12 publicara la historia de su negativa a que se representase en el teatro municipal la obra “Monólogos de la vagina”. Apenas asumió, su sucesor arregló la presentación, para setiembre.
Los vecinos de Escobar no se quedarán con las ganas: la obra teatral Monólogos de la vagina será representada el mes que viene en el teatro municipal Tomás Simari. La gris funcionaria que había hecho lo imposible por impedir que se presentase allí la pieza saltó, como un fusible, una vez que Página/12 hizo público lo que en el ambiente teatral era un secreto a voces: que en los feudos del intendente represor Luis Patti era imposible representar una obra que incluyese la palabra vagina.
Luego de la publicación de este diario –el caso fue nota de tapa del sábado 20 de julio– el intendente le pidió y aceptó la renuncia a la directora de cultura Graciela Sureda, que le había dicho a un empresario interesado en contratar el teatro municipal para una función: “Esa obra, en este teatro, no se puede presentar”.
El promotor Daniel Guzzetti llegó velozmente a un acuerdo con el nuevo director de Cultura del municipio, Gustavo Issetta, nombrado por Patti con el encargo de que solucionase el conflicto generado por la actitud de su predecesora. “En principio, la fecha acordada es el 29 de setiembre, aunque puede llegar a producirse un adelantamiento. En ese caso sería para el 20 del mismo mes. Pero será de mutuo acuerdo...”, señaló Guzetti. La demora en este caso se debe a que la programación de Monólogos... está completa hasta fin de año, y los productores tuvieron que reestructurar el itinerario para colocar el espectáculo en los feudos del comisario de la bonaerense que se formó en las filas de la policía de Ramón J. Camps.
Patti estuvo más que cerca de los hechos: el martes de la semana pasada su jefe de prensa, Gastón Páez, invitó a Guzzetti al Palacio Municipal de Escobar. “Nos reunimos y me transmitió que el intendente no estaba enterado de nada hasta que leyó Página/12”, contó el empresario. “También me señaló que Patti le había dicho que él no era quién para determinar qué tiene que ver o no el público, y mucho menos cuando paga una entrada al teatro. Y me confesó que el intendente había dicho que se trataba de una medida equivocada de la ex funcionaria”. Páez cree que Sureda se equivocó al interpretar lo que, a su criterio, podía ser la opinión del comisario. “La ex directora tomó decisiones por su cuenta en referencia al hecho de que al intendente quizás no le podría gustar el título de la obra. Lo involucró en una decisión que pasó por un criterio de ella. El intendente no supo ni que Daniel (Guzzetti) había venido, ni que había ofrecido la obra”, afirma el funcionario.
Fue luego de esa reunión con el vocero de Patti que Guzetti se reunió con el flamante director de Cultura de Escobar. El empresario y el funcionario se vieron el miércoles en el teatro Municipal –la única sala pública de Escobar– en el marco de la presentación de otra propuesta de teatro, La fiesta de Caramelito. “Nos puso a disposición el teatro, actuando de manera absolutamente diferente a la de Sureda. Charlamos en los mejores términos y realmente me sentí muy bien porque nos han facilitado la tarea. Daría la sensación de que vamos a trabajar muy cómodos”, testimonió el hombre que antes había chocado una y otra vez con el criterio de Sureda.
La presentación de la obra en Escobar será parte de una gira bonaerense amplia, que afronta un elenco compuesto por Catherine Fulop, Graciela Dufau y Silvina Chediek, mientras en Capital Federal otro trío, compuesto por Andrea Pietra, Betiana Blum y Alicia Bruzzo, mantiene las funciones en el paseo La Plaza. Independientemente del acierto de marketing de su título, que desde siempre llamó la atención, la obra de la estadounidense Eve Ensler no tiene nada de procaz, como parecía sugerir el asombro de la funcionaria de Patti: es una indagación sobre los distintos modos en que afrontan su sexualidad las mujeres. Las autoridades de Escobar tienen injerencia sobre la programación de teatro que ven sus vecinos por el carácter municipal de la sala. En los usos y costumbres del métier, los empresarios contratan el lugar, cediéndoles a los responsables municipales un porcentaje de las ganancias. Ahora que está permitido que en el feudode Patti se represente una obra con la palabra vagina, los responsables de Confesiones del pene no deberían desaprovechar la oportunidad.