Por Octavi Martí *
Desde París

El próximo 11 de septiembre se estrenará en París un film colectivo sobre el fatídico 11-S. No es un esfuerzo cualquiera: el egipcio Youssef Chahine, el israelí Amos Gitaï, el japonés Shoei Imamura, el mexicano Alejandro González Iñárritu, el británico Ken Loach, la iraní Samira Makhmalbaf, la india Mira Nair, el burkinabés Idrissa Ouedraogo, el estadounidense Sean Penn, el bosnio Danis Tanovic y el francés Claude Lelouch crearon, en un plazo muy breve, su película. Todos contaron con 400 mil euros de presupuesto, todos tuvieron que ceñirse a un formato y una duración simbólicos –11 minutos y 9 segundos– y todos entregaron su material montado antes del 15 de julio.
La iniciativa es de Alain Brigand, un realizador televisivo francés. “Pensé que había que hacer otra cosa que lo que hace siempre la televisión”, dice Brigand. Y para que esa diferencia existiese contactó a Jean Marie Messier, entonces jefe máximo de Vivendi-Universal y el francés mejor dispuesto a americanizarse que ha conocido el mundo. Brigand, con la colaboración de Jacques Perrin como productor, pudo poner en marcha el proyecto con gran rapidez. “Escogí los cineastas buscando la máxima diversidad geográfica y cultural”, precisa Brigand.
A veces esos puntos de vista sorprenden demasiado. Idrissa Ouedraogo hace aparecer en pantalla a un actor idéntico a Osama bin Laden. “En Africa, Bin Laden es una presencia inevitable. Lo encontramos en las camisetas, en la publicidad, en los carteles... Lo importante era mostrar cómo él y Bush son dos alternativas imaginarias y simétricas para la resolución de los males africanos”, confesó el cineasta a Le Monde. El egipcio Chahine contrapone dos fantasmas: el de un marine estadounidense y el de un kamikaze palestino. El israelí Gitaï reprodujo el clima de pánico, desorden, miedo, rabia y heroísmo que sigue a un atentado. “Quería mostrar lo contrario a un informativo televisivo”, declaró.
El film colectivo tendrá una primera exhibición pública en el Festival de Venecia, el próximo 6 de septiembre, y su estreno comercial será en París el 11/9. En Nueva York, mientras tanto, nada se sabe. “Sería inadecuado presentarlo en Nueva York ese día, que será una jornada de recogimiento y conmemoración”, confiesa Perrin al diario francés. Además, la película aún no tiene distribuidor estadounidense, y la heterodoxia de algunos enfoques pone en peligro su carrera en los Estados Unidos: “Yo puedo sentirme solidario con las víctimas de Nueva York”, explica Ouedraogo, “pero constato la ausencia de reciprocidad por parte de los norteamericanos ante los miles de muertos africanos. Nosotros, aún y sin quererlo, tenemos una gran conciencia de la existencia de un mundo diverso, de la multiplicidad de culturas y lenguas: la colonización no nos deja ignorar todo eso”.

* De El País de Madrid, especial para Página/12.