Jue 17.01.2002

ESPECTáCULOS  › DOS PROGRAMAS QUE VAN A LA TARDE Y A LA NOCHE

Me parece que esto ya lo vi

“Intrusos en la noche” y “Georgina de noche” son las versiones tardías de los programas de la tarde. A ambos les va muy bien en rating.

› Por Julián Gorodischer

Cae un viejo tabú televisivo: en este verano de crisis, las repeticiones son moneda corriente, se aceptan y no se disimulan. Tanto “Georgina de noche”, con Georgina Barbarossa, como “Intrusos en la noche”, con Jorge Rial, son réplicas de sus respectivos ciclos de las tardes, como si la crisis habilitara lo impensable: abolir la grilla de programas y generar un continuado para acompañar, sin importar los contenidos. El clon baja costos: se aprovecha una misma escenografía, equipo y panelistas para que los conductores –carismáticos que se jactan de bastarse a sí mismos para convocar audiencia– hagan entrevistas en esa extraña dimensión en la que no pasa casi nada pero genera la ilusión de que el movimiento es permanente. A los clones no les va nada mal en rating y durante muchas jornadas ya han sido los de mayor ratings de sus respectivos canales. El decidido modo en que ambos, a su estilo, han reflejado la crisis fue fundamental al respecto.
Georgina nunca se queda quieta. La productora Endemol le montó para sus dos programas un megaestudio con jardín, living comedor y sala de juegos (para elegir a la gorda del año en un subprograma de preguntas y prendas, uno más). La clave –su clave– es la circulación ilimitada. Del jardín a los sillones, y de allí a un nuevo rincón de esa heredera de la casa del “Gran Hermano”, que genera el efecto superproducción. En las entrevistas, Georgina tiene otra pretensión de seriedad, ya no el chisme o la nota pasatista de las tardes, sino el retrato de la mujer política (Chiche Duhalde, Patricia Bullrich, en los primeros envíos) o una troupe de economistas para “explicar cómo movernos en tiempos de corralito”.
Menos periodística que Susana Giménez, Georgina no pregunta: escucha y halaga. “Sos la mamá de los argentinos”, le dijo a Chiche. A Bullrich le tuvo reservadas otras caricias: “Sos una mujer de coraje”. El objetivo es obvio: hacerlas sentir bien, tan cómodas como en su casa, como corresponde a una buena anfitriona, pasando el tiempo, o perdiéndolo, apenas para que la cena, la sobremesa o la antesala del sueño tengan, del otro lado, una compañía.
“Intrusos...” nació como proyección de su par de las tardes: un recorrido chismoso por las vidas de actores, una excursión a las guerras de vedettes y las anécdotas privadas de los enamorados. Pero el viernes, en pleno cacerolazo, mutó a noticiero con conciencia social para estar allí donde se producía la noticia. Con Nancy Pazos y Luis Majul como columnistas, compartiendo la mesa con el loco Camilo y la sensual Analía (en un cambalache deliberado), dejó atrás los temas de los primeros días: la enfermedad de Alejandra Pradón, el sexo en Internet, la relación entre Moria Casán y Sofía Gala. El éxito de rating la noche en que los otros canales no mostraban nada los envalentonó: de ahí en adelante el programa nunca abandonó el tema social, y dejó para el postre la farándula.
Tal vez habría que buscar en la avalancha de reality shows una explicación para esta nueva moda televisiva de repetir. “Gran Hermano” y “El bar” mostraron varias veces por día las mismas escenas y los mismos diálogos, legitimando una acusación que ahora se acepta con orgullo: la TV dice y muestra siempre lo mismo, sin variaciones. La homogeneidad antes disfrazada detrás de distintos rostros y nombres de programas deja ahora caer el velo. A la tarde como a la noche, Georgina invoca a las gordas a llamar, a mirarla, a no dejarla sola, a adelgazar y cuidarse la piel (a través de los múltiples chivos), a pelear para que haya “mayor seguridad en las calles”.
Por su parte, cuando sale de su lugar de conductor de un programa bizarro sobre política, Rial cultiva su fama de maldito, promocionando una videoteca de secretos y mentiras de estrellas que sólo se revelarían en “Intrusos...”. Todo termina en un avance, un fragmento anticipatorio o una presentación de lo que se viene, pero el recurso, sin duda, suma público.“Rial es pueblo”, decía en un cartel en el último cacerolazo que sólo “Intrusos...”, en el canal de Carlos Avila, el amigo de Carlos Menem” está mostrando, insistiendo en que era “el único medio nacional en el lugar”. En el siguiente programa, sin embargo, Rial anunció sobre el final un nuevo video secreto de una modelo, una actriz, una participante de reality... Hay mucho tiempo televisivo para llenar, a la tarde y a la noche, todos los días. Y con la protesta no alcanza.

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