ESPECTáCULOS
› UNA CALLE DE LA CIUDAD CORDOBESA LLEVARA SU NOMBRE
Miguel Abuelo volverá a La Falda
Se trata del primer músico de rock en alcanzar esa distinción. Y, a 14 años de su muerte, es también una reivindicación para el líder de Los Abuelos de la Nada, una banda que fue silbada en el festival de La Falda 1982.
Por Cristian Vitale
–...Perdón, ¿la calle Miguel Abuelo?
–¿A qué altura va?
–Al 600...
–Haga dos cuadras y en la primera doble a la derecha. Esa es Miguel Abuelo.
El diálogo, imaginario aún, parece insólito: un hombre calvo de 70 años -a quien seguramente la historia del rock nacional le pasó bastante lejos- le pregunta a un colega generacional por una calle nueva llamada Miguel Abuelo. Nombre extraño: ¿habrá peleado en alguna batalla por la independencia? ¿Mató indios en el sur? ¿Fue algún oscuro intendente? Nada de eso, sino músico de rock. Aquella escena figurada podrá ser real en la vida cotidiana de La Falda a partir del 7 de febrero próximo, cuando la calle Entre Ríos de esa ciudad serrana cambie su nombre por el de uno de los personajes más queribles que ha dado el rock nacional en toda su historia. Por iniciativa L. F. Rock Producciones, la empresa que está organizando el Festival de Rock de La Falda 2002 y gracias a un decreto del Concejo Deliberante del municipio, el líder de Los Abuelos de la Nada tendrá, a catorce años de su muerte, el honor de convertirse en calle, destacándose entre más de un “prócer” de dudosa legitimidad.
El mes que viene, entonces, la ciudad de casi 15 mil habitantes -autoproclamada como la capital cordobesa del rock– espera la llegada de “un importante número de músicos allegados al artista y de los principales medios del país”, según los organizadores. Habrá un acto protocolar, que se llevará a cabo in situ con el descubrimiento de una obra recordatoria en homenaje a Miguel Abuelo, seguido de un almuerzo. Habrá una conferencia de prensa y una fiesta privada que incluirá un show con las bandas ganadoras del certamen Pre La Falda Rock (ver aparte).
“La importancia que tiene para La Falda poder inaugurar la primera calle del país que llevará el nombre de un verdadero estandarte de nuestra música es, sin lugar a dudas, trascendental. Primero porque homenajear a Miguel Abuelo es reconocer a quienes hicieron historia en el rock nacional, tan criticado, y objeto de prejuicios y descalificaciones”, sostiene Jorge Amelio Ortiz, presidente del ente de turismo de la ciudad. Por su parte, Ezequiel Giardelli de LF Rock, señala a Página/12: “Reflotar el nombre, desempolvar esa chapa, provocó en la gente de distintos puntos del país un efecto que aún no despertó en el faldense tipo, pero el trabajo mostrado hasta la fecha por los precursores de esta aventura no pasa inadvertido. El cambio de nombre de la vieja calle Entre Ríos por Miguel Abuelo causó el efecto deseado: llegar a reconocer que La Falda seguirá siendo, por siempre, la meca del rock nacional. De eso no hay dudas. El solo hecho de poder tener entre nosotros a músicos que compartieron escenarios con la voz de Los Abuelos da la pauta de que se ha concretado un paso importante”.
Miguel Abuelo –que también le dio su nombre a una plazoleta en el barrio porteño de Palermo– murió el 26 de marzo de 1988 en la Clínica Independencia de Munro. Estaba grabando el disco sucesor de Cosas Mías (1986), cuando el sida lo fue dejando despacito sin aire y bosquejando poemas que no pudieron ser. Una de las últimas frases que se le escuchó lo pinta de cuerpo y alma: “No me lloren, crezcan”. Era la actitud positiva y espontánea que había evidenciado durante toda su vida. La misma que lo había llevado a inventar el nombre de un grupo inexistente, cuando Ben Molar –editor del desaparecido sello Compañía Fermata– así se lo exigió para poder grabar su primer disco en 1968: “Padre de los piojos, Abuelos de la Nada”, recordó Miguel, citando de memoria un texto de Leopoldo Marechal. La misma actitud que lo inspiró para componer aquel “Todo lo que ata... es asesino”, la frase del tema “Oye Niño” (1968). La actitud que, asu regreso de Europa en 1982, lo indujo a componer clásicos del rock nacional como “Himno de mi corazón” o “Lunes por la madrugada”.
Sin embargo, no todas fueron luces en la carrera de Miguel. Un poco por su largo exilio en Europa y otro poco por ciertos prejuicios del público rockero criollo, tuvo que sufrir el síndrome Piazzolla. Y un ejemplo se dio, paradójicamente, en La Falda. En aquella ciudad, la que hoy lo homenajea, le fue muy mal la primera vez que tocó con la segunda formación de Los Abuelos en 1982. Por aquellos años, un festivo Miguel recién llegado de Europa, era demasiado “pop” para los hippies tardíos que no se mostraban demasiado predispuestos a escuchar nuevos sonidos. Casi nadie toleraba que un cantante moviera las caderas, con una banda detrás que lo acompañaba fusionando funk y ritmos latinos. Lo mismo que le había pasado en el Festival Pan Caliente –en el que Los Abuelos compartieron cartel con Los Redonditos de Ricota en el club Excursionistas–, le ocurrió en La Falda: silbidos, insultos, escupidas y proyectiles. “La música de Los Abuelos no es fácil, pero eso no es justificativo para la incomprensible agresión de la que fueron objeto. Recibieron monedas, objetos de todo calibre y, lo más humillante, la contundente repulsa de gran parte del público”, se lee en el número 159 de la revista Pelo, de marzo de 1982. Podría pensarse entonces que en los ideólogos del proyecto, además del interés turístico y comercial, está la convicción de reivindicarlo de esa situación incómoda. Años después, cuando Los Abuelos eran hiperfamosos le ocurriría lo mismo en el Festival Rock and Pop 1986: una foto lo retrata cantando mientras la sangre chorrea de su mejilla, abierta por el impacto de una pedrada.
Si bien, en medio de la crisis de todo el Festival La Falda 2002 aún no tiene fecha concreta, en la ciudad está estudiándose la posibilidad de rebautizar dos calles más con nombres ilustres de la historia del rock nacional. “Este es un paso más. Seguramente Miguel Abuelo dará paso a futuros proyectos que tendrán a Federico Moura y Luca Prodan como protagonistas”, dicen en La Falda. ¿Se cruzarán las calles?, ¿convergerán?, ¿irán en el mismo sentido? La historia dirá.
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