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El marino que se mareaba
“Estoy por empezar a filmar Paredón, paredón, opera prima dirigida por Guillermo Palacios”, anticipa Enrique Liporace sobre su próximo proyecto cinematográfico, que comenzará a rodar a partir de febrero. “Se trata de la vida de un ex teniente retirado, Mandarino, que a pesar de que pertenece a la Marina nunca navegó porque se mareaba. Mandarino quiere hacer un paredón en la General Paz para separar a los cartoneros de la gente. El personaje es un delirante épico-lírico, tipo Bush, que siempre tiene la guerra a flor de piel”, relata. Desde que debutó en los años ‘60, a los 17 años, en La terraza, de Leopoldo Torre Nilsson, no paró de hacer cine: Los guerrilleros, de Lucas Demare; Bajo el signo de la patria, de René Mujica; El día que me quieras, de Hugo del Carril; Tiempo de revancha y Ultimos días de la víctima, de Adolfo Aristarain, por mencionar algunas de las más destacadas. En los últimos años fue protagonista de un fenómeno poco frecuente para un actor de su generación: es convocado para participar en distintas películas de realizadores del nuevo cine argentino. “Supongo que algo verán en mí, que los movilizará mi compromiso con el trabajo”, dice Liporace, como restando importancia al asunto.
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