“Debe haber sido una de las pocas buenas decisiones de Schroeder”, asegura el cantante de Die Toten Hosen respecto de la negativa del gobierno alemán a respaldar la invasión de Estados Unidos a Irak. “En la banda no somos nacionalistas ni nada de eso, pero cada vez que salimos del país nos toman por una especie de embajadores. Muy a menudo, cuando íbamos a otros países, la gente no tenía demasiado afecto por Alemania. En los últimos años, sin embargo, eso cambió mucho. Es un sentimiento agradable, porque no estábamos acostumbrados a ser los chicos buenos. De todos modos, la catástrofe es Bush. Con Clinton esto no hubiera pasado. Los estadounidenses dijeron que tenían un gran plan, pero no parece funcionar demasiado bien. Sería grandioso que alguna vez se dieran cuenta, porque el único cambio puede venir de ellos mismos: son tan fuertes que ningún otro país puede hacerlos cambiar. Además, si alguien dice algo negativo de ellos, los medios convierten todo en una cuestión de ‘nosotros contra ellos’, para que todos pongan la bandera en su casa.”