–¿Se siente parte del Nuevo Cine Argentino?
–Me encanta coincidir con este proceso, desde la actuación. Después de la televisión, había decidido estar disponible para el cine, esperaba que algunos directores me convoquen y me encanta haber sido elegida, ser parte de este momento, de este fenómeno. Creo que soy súper afortunada, porque es cierto que algo está pasando con el nuevo cine argentino a un nivel cultural. Pero todo esto coincide con que políticamente nos tocó ser mirados desde afuera. Vivimos en un país que nos sorprende por eso y a la vez hay un mercado donde poder buscar los relatos. Hay también muchas miradas muy distintas, hay algo que se abrió y espero que no sea pasajero. Mucha gente que decide correr riesgos y expresar de una manera no convencional lo que está viviendo. Eso provoca un aire atractivo.
–¿Acompaña el momento político...?
–Hay unas ganas renovadas de poder mirarnos a nosotros mismos, de sentir que nos vemos: observar nuestra historia no es sinónimo de vergüenza.