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El arte mayor de Hou Hsiao-hsien
› Por Martín Pérez
“Son tan ligeros que tienen necesidad del pesado ritmo del tecno para tocar la tierra.” Así describió Hou Hsiao-hsien a los jóvenes que protagonizan Millenium Mambo, film con el que el realizador taiwanés compitió en la edición del año pasado del Festival de Cannes. Ultimo opus de una obra deslumbrante, que comenzó a ser premiada en festivales a partir de mediados de los ochenta, el estreno de Milenium Mambo esta noche en la jornada inaugural de la cuarta edición del Festival Internacional de Cine Independiente porteño funciona también como apertura de una completísima restrospectiva de Hou Hsiao-hsien que es, sin lugar a dudas, uno de los grandes lujos del festival.
“Por la fusión de un fuerte estilo personal, su especificidad cultural y su visión humana, Hou es uno de los pocos directores de ficción en actividad que puede ser comparado a la generación de directores que definieron el cine internacional durante las décadas del 50 y 60”, fue la definición acuñada por el crítico J. Hoberman, del semanario neoyorkino Village Voice, a la hora de presentar la figura de un cineasta que es universal sin dejar de ser específicamente taiwanés. Considerado a la par de Truffaut, Godard, Fassbinder, Bergman o Antonioni en el ensayo de Kent Jones incluido en el catálogo oficial del festival porteño, Hou es el maestro de Tsai Ming-Liang, el otro gran cineasta taiwanés reconocido internacionalmente. Y la medida para acercarse al cine de Hou es tener en cuenta que, por cada vez que Tsai es contemporáneo (e incluso excesivamente europeo), el igualmente personal cine de su maestro será clásico y universal.
“Con Millenium Mambo intenté rodar el presente, pero finalmente no alcancé a llegar a él”, explicó Hou en Cannes. “Me di cuenta que necesitaba alejarme de ese presente para encontrarme con los protagonistas. Lo hice de dos maneras: retirándome a una distancia de diez años gracias a la voz en off, y concentrándome en los detalles.” Furiosamente contemporáneo, lleno de brillos y música electrónica, el último trabajo de Hou no es precisamente el mejor ejemplo de su cine, más dedicado al plano fijo y a la historia con mayúscula escondida detrás de las historias. En Milenium Mambo, mientras tanto, ese trabajo de puesta en escena –tan bien explicado por el propio Hou– es el que permite encontrar otro significado al relato, desde diez años en el futuro, de la cotidianidad de Vicky, puntuada por noches largas, drogas y un amor adolescente y enfermizo.
Pero si Milenium Mambo permite asomarse a las posibilidades futuras del cine de Hou, el Festival porteño, con su retrospectiva ofrece acercarse a lo mejor de una obra que aún no ha sido apropiadamente reconocida en nuestro país. El mejor film para comenzar tal vez sea The Boys from FengKuei (1983), el primer trabajo de Hou en ser reconocido mundialmente, mientras que el punto final seguramente sería la extremista (en términos de plano fijo) Flowers of Shanghai (1998), exhibida en su momento en el Festival de Mar del Plata. En el medio, se recomienda la asistencia perfecta ante obras maestras como la autobiográfica A Time to Live and a Time to Die (1985), la magistral The puppetmaster (1993) y Goodbye south, goodbye (1996).
Milenium Mambo se exhibe hoy, a las 23, en la sala 9 del Abasto. Repite el sábado a las 22.15 en el Abasto 11 y 12 y el sábado 27 a las 17.15 en el Abasto 9.
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