Nunca, antes de Carlos Baccetti y Ramiro Agulla, un publicitario había ganado tantos premios nacionales o internacionales, ni había concentrado las marcas principales del mercado (con Telecom entre sus hitos creativos, tras la aparición de La llama que llama). Ellos crearon el marketing político de dos ex presidentes. Del primero, Fernando de la Rúa, salieron magullados después de imponer el recordado “dicen que soy aburrido”, y todo tipo de comunicaciones efectistas pero sin contenido. Del segundo, Carlos Menem, no son muchos los que recuerdan que fueron los responsables de la fallida campaña para el ballottage que nunca se produjo. Justamente fue su equipo el encargado de filmar la triste renuncia de Menem a la segunda vuelta. Con semejante mochila, cruzaron al terreno de los programas para pergeñar primero el discutido Asuntos pendientes, donde víctima y victimario se enfrentaban cara a cara por una hora (por Canal 13, en el 2003), y ahora Mosca y Smith en el Once, la miniserie paródica que revisa la historia de Starsky & Hutch con pretendido espíritu autóctono. En pleno cambio, acaban de desprenderse de su agencia que se transformará en la filial local de la compañía inglesa Lowe, para refundarse como “creativos de contenidos”.