Sáb 23.10.2004

ESPECTáCULOS • SUBNOTA

El amor de los colegas

- Mercedes Sosa: “Nuestro canto coincidía. Y no sólo por nuestras opciones personales sino porque lo que coincidía, en verdad, era el sufrimiento de nuestros pueblos. Así lo conversamos cada vez que tuvimos la oportunidad de encontrarnos al pie de un escenario (...) Fue un hombre noble, incapaz de traiciones, que cantaba con los ojos puestos en un futuro mejor y más justo. Una convicción que todavía perdura en las gargantas de otros cantores: ‘Crece desde el pueblo el futuro / crece desde el pie / ánima del rumbo seguro / crece desde el pie...’. Como soñaba Alfredo”.
- Enrique Estrázulas: “Zitarrosa era tan anárquico con el dinero que casi siempre pedía el doble de lo que le ofrecían, ‘porque, simplemente, no me gusta cantar’. Recibido el pago, al poco tiempo, ya no tenía nada. Invitaba a todo el mundo, les prestaba a todos los amigos y a los que no eran tales. Así era el artista: generoso y despojado. Necesitaba para crear la soledad absoluta. En otros momentos era un amante del aturdimiento: llenaba su casa de gente que tenía que ver y no tenía nada que ver con la música o las palabras”.
- Jaime Roos: “Don Alfredo es un padre para todos nosotros, más allá de que sigamos su línea musical o hagamos otros estilos. Es el más grande cantor de milongas que haya conocido. Y esto no lo digo ahora, porque se fue, sino que siempre lo pensé. Vive en todos nosotros a través de su música”.
- Joan Manuel Serrat: “¿Cuál es la dimensión de Zitarrosa artista? Más que músico o poeta, Alfredo fue un muy buen hacedor de canciones. Construía historias en las que texto y música caminaban de la mano como algo inseparable. Esta característica, sin embargo, no le impedía colaborar con otros compositores o poetas, o incluso cantar temas de Silvio Rodríguez, Atahualpa Yupanqui o los Benavídez. De esa forma, aprendía y enriquecía su trabajo. Yo soy de los convencidos de que, si se quiere tener una visión de la canción latinoamericana de los ‘60 hasta nuestros días, no se puede prescindir de Zitarrosa”.
- Silvio Rodríguez: “En cuanto a los elementos y los ritmos que utiliza, Alfredo es un artista que parte de lo popular. El apela a la milonga, al candombe, a la canción popular uruguaya. Por la manera de hacer versos, de escribir poesía, trasciende esa temática y el lenguaje espontáneo, me parece que es un poeta muy profundo: trabaja muy bien sus textos, se expresa claramente, alcanzó un nivel literario notable. Espontáneamente me surge Adiós Madrid, un texto conmovedor”.
- Joaquín Sabina: “Si me preguntas por Zitarrosa, me tocas el corazón. Una vez, acababa de morir Franco, no había siquiera mínimas libertades políticas y me invitaron a cantar en un local de CGT –un sindicato socialista de España– en una sala pequeña. Canté mis canciones y llegó Zitarrosa. Me pareció un empleado de pompas fúnebres con su traje negro, su corbata, su botella de cognac. Yo sólo sabía su nombre. Puso una cinta donde estaba grabado el fondo musical de Guitarra Negra, se sentó, se echó una copa, empezó a recitar y nos puso la carne de gallina a todos los que allí estábamos. Esa fue la única vez que lo vi y, desde entonces, lo amaré para siempre”.

* Recopilado por la página del Archivo Zitarrosa, www.zitarro sa.org.ar

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