ESPECTáCULOS
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Enseñanza y respeto
Walter Malosetti fue el fundador de la recordada Escuela Superior de Jazz, que funcionó entre el ’70 y el ’90 y que llegó a tener quinientos alumnos y quince profesores. A fines de los ’80, Minichillo integró el staff de esta escuela. Pero además el baterista fue el creador de un método rítmico que nutrió a los conservatorios de todo el país. Roberto Fats Fernández es el impulsor de un grupo de pupilos de los que habla con un cariño increíble. Los tres músicos reconocen que la docencia es una parte importante de su actividad musical.
–¿Qué cosas se pueden transmitir a un alumno y cuáles no?
Norberto Minichillo: –El corazón no se puede transmitir. Max Roach, que es mi ídolo, decía: la técnica la puede aprender cualquiera. El mensaje y el corazón no se enseñan. No hay maestro sin afecto. Ningún alumno puede aprender nada si no se le da amor. Cuando había cosas mías que no le gustaban, Roberto me lo decía, con mucho respeto. Así es como se aprende, con la humildad de saber que no servís para todo. Que hay cosas que las hacés muy bien, y otras muy mal.
Walter Malosetti: –Un chico puede tener grandes condiciones, pero si no está dispuesto a convivir con la música, tocando, estudiando, investigando y escuchando, lo suyo es una afición.
Fats Fernández: –No estoy tan seguro de que no pueda transmitirse el corazón, del profesor hacia el alumno y al revés. Yo les agradezco a mis alumnos que hayan seguido el camino, como me decía el Gato Barbieri, “el camino justo”. Se llega a entender cuál es ese camino después de muchos años.
Nota madre
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