ESPECTáCULOS
• SUBNOTA › UNA DISCOGRAFIA BASICA DEL BANDONEONISTA
Algún rumbo en el medio del caos
› Por Diego Fischerman
Astor Piazzolla mantuvo siempre una relación difícil con las empresas discográficas. Desde ese acto fundante en que la RCA Victor le impone la grabación de un disco con tangos clásicos (al que llamo ¿Piazzolla o no? Bailable y apiazolado) como condición para editar otro con sus temas (Piazzolla interpreta a Piazzolla), podría decirse que nunca contó con los productores que se merecía. Incluso en la actualidad, en que es una especie de estrella post mortem, quienes tienen los derechos sobre sus grabaciones siguen exhibiendo conductas que como mínimo podrían considerarse poco astutas. Así, el sello francés Milan (hoy subsidiario de la multinacional BMG), al publicar en 1997 una serie de CDs con registros inéditos, en vivo y con excelente calidad sonora, en lugar de consignar alguno de estos datos en las portadas, aumentó la cantidad de ediciones con el nombre Libertango, publicando con ese nombre un registro del quinteto, en 1984, en el Teatro Roxy de Mar del Plata, donde puede escucharse una notable improvisación de Pablo Ziegler en el piano, en el tema “Chin Chin”. Como La Muerte del Angel aparece otro CD de gran valor, grabado en el Odeón de Buenos Aires y con Osvaldo Tarantino como pianista del quinteto (única grabación de esa formación) haciendo una introducción genial para “Adiós Nonino”, donde improvisa sobre la parte que Piazzolla había escrito originalmente para Dante Amicarelli.
En el Libertango original, uno de sus álbumes más populares, suele no tenerse en cuenta el originalísimo arreglo para “Adiós Nonino” donde Piazzolla se acompaña a sí mismo formando una especie de orquesta de bandoneones con sucesivas sobregrabaciones. Otro Libertango, publicado por un sello ignoto y reproducido en parte en Años de soledad, de Trova, anuncia interpretaciones del noneto pero en realidad se trata de los únicos registros de la segunda versión del octeto eléctrico, donde Arturo Schneider, en saxo y flauta, reemplazaba al violinista Antonio Agri. El saxo de “Años de soledad” es el alto de Schneider y no el barítono de Mulligan y la otra particularidad es que la guitarra eléctrica no se escucha en absoluto. La única grabación del octeto eléctrico europeo, con Luis Ferreyra, Tomás Gubitsch, Ricardo Sanz, Gustavo Beytelman, Osvaldo Caló, Luis Cerávolo y Daniel Piazzolla, fue realizada en vivo en el Olympia de París, en 1977, y, publicada originalmente por Polygram (hoy Universal) permanece inédita en CD.
El caos resultante de discos iguales con títulos distintos y álbumes distintos con nombres iguales aparece agravado, además, por la situación económica actual de Argentina, en la que casi todos los discos importados de Piazzolla son inconseguibles. Aun así, algunos de sus discos fundamentales pueden conseguirse en las disquerías más importantes de Buenos Aires. En primer lugar, Piazzolla interpreta a Piazzolla y Concierto para quinteto, ambos de BMG, primero y último, respectivamente del ciclo del primer quinteto. En el primero, como bonus tracks, están los dúos de Piazzolla y Troilo (“Volver” y “El Motivo”) y en el segundo se incluyen varios solos de Piazzolla en bandoneón. Son fundamentales, también, el Adiós Nonino primigenio, con Amicarelli en el piano, editado por Trova en 1970; Todo Piazzolla, de Sony, en el que no está todo (falta la grabación de “Requiem para un malandra”, por el Nuevo Octeto con Alfredo Alcón como recitante) pero sí aparecen completos Nuestro Tiempo y el fundamental Tango para una ciudad, Octeto Buenos Aires, una joya de 1957 (que fue editado también por Página/12), Summit, con Gerry Mulligan, New Tango, con Gary Burton y, si se quiere probar por Internet y se tiene el dinero suficiente para pagar en dólares, el Central Park Concert, el Lausanne Concert (con el sexteto que incluía a Gerardo Gandini como pianista) y París, 1955, con las cuerdas de la Opera de París y Martial Solal y Lalo Schiffrin en piano.
Nota madre
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