LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
El desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación se produce hoy en un contexto de desigualdad y desequilibrios de las naciones y de los ciudadanos que, lejos de contribuir al derecho a la comunicación, profundiza la brecha. Por otra parte, por esa misma complejidad, la comunicación tiene que ser pensada hoy desde el encuentro y la diversidad sociocultural, desde el cambio y la transformación.
› Por Sandra Massoni *
Esta es una invitación a considerar algunos desafíos de la comunicación en un mundo como el que nos toca: vertiginoso, diverso, fuertemente contradictorio y que fluye sin cesar. ¿Será que los comunicadores pensamos poco en cómo ajustar nuestra profesión al contexto actual? ¿Menos? ¿Distinto? No lo sé, pero creo que es una cuestión que vale la pena analizar. Desde la Universidad Nacional de Rosario trabajamos desde hace tiempo en hacer crecer un aporte en esta dirección. Lo hacemos a partir de un modelo teórico y de investigación que denominamos Comunicación Estratégica. Buscamos generar un espacio de debate, de reflexión en torno de un gran desplazamiento que innegablemente se ha producido durante los últimos veinte años respecto de las modalidades de pensamiento y de acción comunicacional. Esbocemos un contraste: cuando nosotros nos formamos en la universidad, la comunicación se pensaba como una cuestión centrada en la emisión, los contenidos, los formatos y los circuitos de su distribución. Nos formaron como periodistas, como comunicadores especializados en medios y en mensajes. Las cosas han cambiado mucho en el entorno actual. Para poner un ejemplo perentorio, hace veinte años no existía Internet. Cuando hacíamos una nota periodística considerábamos su producción para un medio en particular. Lo hacíamos con un formato específico. Hoy hay multimedios, y cualquier producto comunicacional debe pensarse en el marco de este sistema de medios, que tiene obviamente otras modalidades de actividad. Por lo tanto, todas las etapas de su producción se abordan en términos distintos. Pongámoslo de esta manera: en un mundo lineal hay una continuidad preestablecida, principio, medio y fin. Hay un narrador centrado. Hay circuitos de distribución que pueden preverse y proveerse. Está claramente definido quién emite y cuál es el lugar asignado a cada componente. La tarea del comunicador se corresponde entonces principalmente con crear productos que logren hacer llegar a los destinatarios aquellos datos que se ha identificado previamente que les faltan. Es ésta una concepción reducida de la comunicación, que está centrada en los significados transmitidos. Pero la comunicación es un fenómeno considerablemente más complejo y esto se hace evidente en el palpitante entorno inestable, todo el tiempo transformándose, en el que hoy nos movemos. Es evidente que si se pretende abordar este escenario, la dimensión informativa no resulta suficiente. Por eso avanzamos en concebir algunas nuevas categorías.
La comunicación es, para nosotros, el momento relacionante de la diversidad sociocultural y, por lo tanto, el espacio del cambio, de la transformación. Sostenemos que el “encuentro” es el núcleo de la mirada específicamente comunicacional, y las estrategias, dispositivos de comprensión/indagación que trabajan a partir de ese espacio en la constitución de un cambio social conversacional. Con esta perspectiva teórica y de investigación, proponemos reubicar el objeto de estudio de la comunicación y sus unidades de análisis: el “encuentro sociocultural” no puede analizarse sino a partir de sus manifestaciones, como fenómeno complejo, fluido, y a partir de un abordaje transdisciplinario. En la comunicación estratégica, el énfasis se desplaza entonces desde la descripción hacia el “poner en común” en relación con un objetivo de innovación que se define a partir de lo situacional y en el marco de las mutuas transformaciones dinámicas y evolutivas de la realidad y los sujetos.
Es un nuevo concepto, una nueva forma de pensar y hacer comunicación en un mundo como el que nos toca vivir. Ya no piensa un narrador centrado –y todo lo que de él se desprende– sino redes fluidas, interconexiones mutantes que se arman y se desarman constantemente. No son conexiones fijas; más bien son contingentes. Como las neuronas de nuestro cerebro, se conectan sólo para acciones específicas y luego se desconectan. El desafío entonces es generar herramientas con las que abordar a la comunicación desde este nuevo paradigma. El desafío es re-pensar a la comunicación en un mundo fluido.
* Doctora en Comunicación/ Posgrado en Comunicación Ambiental /
Universidad Nacional de Rosario.
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