LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Lucía Caruncho reclama que la comunicación social se instituya como parte fundamental del trabajo de todas las organizaciones sociales.
› Por Lucía Caruncho *
La fragilidad de los lazos sociales, la fragmentación del tejido social y la dinamicidad de las relaciones humanas son síntomas inherentes a la nueva modernidad. La preeminencia de lo individual por sobre la solidaridad relegan la política a la esfera institucional e inhiben la posibilidad de pensarnos como sujetos que inciden en la construcción del espacio público social.
El Estado, despojado de su antiguo poder, inmerso en la desconfianza popular y las constantes urgencias diarias por falta de alternativas de desarrollo permanentes, se vuelve insuficiente para transformar por sí solo la situación actual. Las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) se tornan fundamentales, tanto por su aporte solidario y asistencia a las demandas sociales, como por su capacidad para conformar redes, no sólo con otras organizaciones civiles, sino además con instituciones públicas y privadas que permitan una real universalización de los derechos humanos. Las OSC, más allá de la misión puntual de cada una de ellas, tienen como objeto común la recomposición del espacio público. Tal espacio está constituido no sólo por sujetos individuales, sino además colectivos, que en su agrupación potencian su injerencia en la trama social. Tales actores se establecen en el modo de personas organizadas que aúnan sus energías en pos de un objetivo común. Dentro del espacio público no sólo se encuentran todo tipo de organizaciones sin fines de lucro (como las cooperadoras barriales, las bibliotecas populares, las organizaciones no gubernamentales, las fundaciones y cooperativas), sino además las entidades privadas y el Estado.
Es en este punto que la tarea de la comunicación social se vuelve primordial, ya que tiene en su haber la capacidad de contribuir a fomentar relaciones entre las distintas entidades con el objeto de que tales grupos organizados actúen en red y así potenciar los recursos que sirvan a satisfacer las demandas sociales.
Así como el Estado es insuficiente por sí solo, para cubrir la multiplicidad de necesidades sociales, las OSC tampoco pueden contribuir desde su aislamiento a un desarrollo a largo plazo. Es esencial fomentar los vínculos entre dichas organizaciones, porque permitirán coordinar esfuerzos en pos de una real alternativa de cambio y ni el Estado ni las entidades privadas o sociales deben ser ajenas a ello. El trabajo en red entre las distintas organizaciones públicas y sociales no sólo sirve a potenciar recursos, sino que además favorece, en el fortalecimiento de los vínculos, la consagración de ideas compartidas y la emergencia de representaciones múltiples y colectivas que permitan fomentar visiones complejas.
Se hace necesaria la reconfiguración de las significaciones que posibiliten concebirnos no como sujetos aislados, sino más bien como cuerpos socializados inminentemente políticos, que establecen relaciones constantes en el espacio público con su entorno y por tanto inciden en la concepción del Estado y la trama social.
Es fundamental que la comunicación social se instituya en el trabajo dentro de las entidades colectivas, sean públicas, privadas o sociales, para favorecer desde allí, por medio de una labor comunicativa concebida de forma global y esencialmente intrínseca a todo actor social, a sembrar y contribuir a la multiplicidad de modos de aprehensión del mundo, a la construcción de realidades heterogéneas y a la consolidación de los lazos sociales que permitan la inclusión de las minorías y la afirmación de las identidades excluidas.
* Licenciada en Comunicación Social UCES.
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