Mié 20.02.2013

LA VENTANA  › MEDIOS Y COMUNICACIóN

Benedicto 678

A propósito de la renuncia de Benedicto XVI, Marcelo García hace una presentación de las posturas del Papa respecto de los medios de comunicación y su evolución hacia una mirada crítica que, dice, podría asemejarse a la que puede tener un panelista de 678.

› Por Marcelo J. García *

Católicos del mundo, échenle la culpa (o agradezcan, según el caso) a Twitter. Josef Ratzinger anunció que dejará de ser Benedicto XVI dos meses después de abrir su cuenta de Twitter. En su recorrido por la senda de 140 caracteres, el Papa de la renuncia emitió 34 tuits, cosechó más de 1,5 millón de seguidores y siguió solamente a sus ocho alter egos políglotas: sus propias cuentas en diferentes idiomas. Pero antes de hablar directamente a las masas digitales del mundo vía @ponti fex, Benedicto XVI dejó ideas críticas sobre el estado de la comunicación mediática en el mundo de hoy.

La opinión de Benedicto XVI sobre los medios, el periodismo y la comunicación hizo un loop de 360 grados a lo largo de su mandato: esperanza-crítica-esperanza, conforme fue observando y experimentando la naturaleza cambiante de la comunicación actual.

A poco de asumir, el Papa era optimista sobre el periodismo y su rol de intermediario entre su institución milenaria y la sociedad posmoderna. Se regía por el mensaje del Concilio Vaticano II, que había postulado a principios de los años ’60 la “potencialidad” de los medios que, “por su naturaleza, pueden llegar no sólo a los individuos, sino también a las multitudes y a toda la sociedad humana”. Recién asumido, en abril de 2005, Benedicto convocó a más de 5000 trabajadores de prensa que habían cubierto la transición papal luego de la muerte de Juan Pablo II y les agradeció por haber brindado “cobertura mundial” a la sucesión con “competencia y dedicación”. Y los llamó, esperanzado, a cultivar “la responsabilidad ética”, especialmente en lo que respecta a “la búsqueda sincera de la verdad y la salvaguardia de la centralidad y de la dignidad de la persona” (http://cor.to/n6eh).

Pero el Papa pronto descubrió que la revolución comunicacional mundial se alejaba de la mediación periodística cuasi monopólica del siglo XX. Y también que el periodismo no era –o no parecía ser– lo que sugería ser. Sus mensajes papales anuales a los “comunicadores sociales” comenzaron entonces a ser críticos de los medios tradicionales y a concentrarse en los nuevos medios sociales.

Ya en 2008, el Papa se mostró escéptico sobre “la extraordinaria influencia” de los medios, al afirmar que “en ocasiones la comunicación parece tener la pretensión no sólo de representar la realidad, sino también de determinarla gracias al poder y a la fuerza de sugestión que posee”. Agregó, cual panelista de 678: “Los medios no se utilizan para una adecuada función de información, sino para ‘crear’ los acontecimientos mismos”. Y concluyó: “Son muchos los que piensan que en este ámbito es necesaria una ‘info-ética’, así como existe la bio-ética en el campo de la medicina y de la investigación científica vinculada con la vida” (http://cor.to/n6t0).

Unos años después, el Papa se sentiría víctima de esos propios conceptos que fue elaborando con los años. Cuando se disparó en enero de 2012 el escándalo de filtración de documentos del Vaticano conocido como Vatileaks, Benedicto XVI pareció confirmar su nueva opinión sobre el periodismo en el siglo XXI. En febrero de 2012, el Papa dijo que gran parte del mundo estaba esclavizado por una “dictadura de los medios de comunicación” y que “la verdadera emancipación es liberarse de esa dictadura” (http://cor.to/n6JE). En mayo de 2012, cuando el caso del mayordomo filtrador alcanzaba un pico, el Papa dijo que se habían “multiplicado deducciones, amplificadas por algunos medios de comunicación, del todo gratuitas y que han ido más allá de los hechos, ofreciendo una imagen de la Santa Sede que no se corresponde con la realidad”.

Fue entonces cuando puso su foco en las redes sociales, nuevamente esperanzado en que los 1000 millones de católicos del mundo puedan difundir la palabra sin mediación ni distorsiones. A partir de 2009, sus mensajes anuales sobre comunicación estuvieron enfocados en el mundo digital. Planteó en 2011 un “estilo cristiano” de presencia en el mundo digital “caracterizado por una comunicación franca y abierta, responsable y respetuosa del otro” (http://cor.to/n6ql). Invitó en 2012 a valorar tanto “el silencio como la palabra” en el nuevo proceso de comunicación digital (http://cor.to/n6qF). Y se entusiasmó en su último mensaje en enero de 2013 con que el nuevo “ágora” digital fomente un intercambio de información que “pueda convertirse en verdadera comunicación” (http://cor.to/n6gt). En ocho años, Benedicto XVI fue desde Clarín a 678 y luego a Twitter. Cualquier semejanza con un proceso político cercano, #TieneQueSerCoincidencia.

* Coordinador del Departamento de Comunicación de SIDbaires (www.sidbaires.org.ar). @mjotagarcia en Twitter.

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