LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Al recordar los “21 puntos para una radiodifusión democrática” que dieron lugar a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, Pascual Calicchio propone armar ahora una gran coalición para construir una plataforma por una Internet abierta, libre y universal.
› Por Pascual Calicchio *
El pasado 27 de agosto, la Coalición por una Radiodifusión Democrática celebró en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA que se cumplían diez años de la presentación de los 21 puntos por una radiodifusión democrática, que fueron el puntapié inicial para un nuevo debate sobre la necesidad de reformar la Ley de Radiodifusión, objetivo que finalmente se alcanzó con la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, aunque las discusiones continuaron, y continúan, en torno de la aplicación, como quedó evidenciado tanto en los discursos como en las ausencias en el acto.
¿Cuál fue la virtud que tuvo la Coalición en el año 2004? Haber podido retomar un tema que muchas veces se había intentado instalar desde el regreso de la democracia y siempre había concluido en un fracaso, agrupar en torno del mismo a una gran masa de sectores sociales y políticos que no se limitaban a los “militantes de la comunicación” y llevarlo más allá del ámbito de los “especialistas” en el tema.
Al día siguiente de este acto dio inicio en el Centro Cultural Konex la Media Party 2014, organizada por el capítulo Buenos Aires de Hacks/Hackers, una fiesta de tres días en los que se cruzaron periodistas, programadores, desarrolladores, emprendedores, diseñadores, activistas, estudiantes y curiosos interesados en ver hacia dónde va el periodismo en la era digital. La Media Party incluyó muchos talleres de trabajo y concluyó con un “hackathon”, que es una interesante propuesta donde distintos grupos armados en el momento se ponen a trabajar colaborativamente en un proyecto.
Uno de esos talleres, organizado por la Fundación Mozilla, fue sobre cómo enseñar qué es la “neutralidad en la red”, tema que también se viene discutiendo en foros y encuentros que reúnen a académicos y activistas que me hacen recordar a los intentos previos a la constitución de la Coalición. Acá también la pregunta a responder es: ¿cómo salir del mundo de los “especialistas” e involucrar a toda la sociedad en el debate?
Sin dudas, el futuro del sistema de radiodifusión es central a la hora de contar con la tan mentada multiplicidad de voces y de garantizar la libertad de expresión para que tengamos una democracia más fuerte y participativa, pero el futuro viene de la mano de la convergencia y la digitalización con Internet en un lugar central. Ahí también la sociedad debe involucrarse activamente, no sólo como consumidores.
¿Cuánto de nuestra privacidad estamos dispuestos a resignar a cambio de que WhatsApp siga siendo gratis? ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar para que Netflix sea más rápido, aunque eso nos impida acceder a otros servicios? La velocidad de los cambios (y la potencia económica de las empresas que los impulsan), la fascinación tecnológica y el miedo que muchos de ellos producen, la preocupación de las viejas industrias culturales analógicas y el lobby de las sociedades gestoras de derechos hacen que en el Congreso y algunos poderes ejecutivos se empiecen a debatir leyes que intentan controlar Internet muchas veces a las apuradas. En el Senado se dio un debate interesante sobre la neutralidad en la red, pero terminó en un dictamen confuso del que nadie se hace cargo, se votó una ley contra el grooming, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires les cobra un impuesto dudoso a empresas como Spotify o Netflix, los famosos se quejan cuando aparecen “hackeadas” sus fotos íntimas y piden que se bajen los links de éstas, pero todo parece ser espasmódico.
El debate crece en todo el mundo y las dudas respecto del futuro están muy bien planteadas por uno de los inventores de la web, Tim Berners-Lee, quien escribió: “La red que tendremos dentro de 25 años no está clara, en absoluto, pero somos nosotros quienes debemos decidir qué queremos que sea, qué queremos que sea ese mundo. Por eso pido a los usuarios de la red en todo el mundo que definan una Carta Magna para Internet. Por eso pido a todos los países que sigan el ejemplo de Brasil y elaboren leyes positivas que protejan y amplíen los derechos de los usuarios a una red abierta, libre y universal”.
No estaría mal que a diez años de la presentación de los 21 puntos para una radiodifusión democrática pudiéramos armar una gran coalición que lograra consensuar sus puntos por una Internet abierta, libre y universal como la que plantea Tim Berners-Lee.
* Docente, periodista, conductor de A Dos Twitts.
@Pascualicchio
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