LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Dos enfoques sobre la nueva novela de Umberto Eco titulada Número Cero. Carlos Valle concluye que se trata de una crítica inconclusa y al mismo tiempo elusiva al sistema de medios y su participación en la política.
› Por Carlos A. Valle *
Umberto Eco es uno de esos escritores cuya desbordante erudición se refleja en casi cada página de su obra. En este caso, se ha limitado a un texto más seco y, quizás, más directo. Plantea una historia atractiva. Colonna es un escritor que no ha tenido una carrera muy exitosa a quien un personaje del mundo editorial, un tal Simei, le propone ser el redactor de un libro que cuente las memorias de él como periodista y su trabajo para preparar un diario, llamado Domani que nunca saldrá a la luz. Le ofrece para ello un buen dinero pero debe saber que no asumirá la autoría de la obra.
La preparación de Domani será financiada por un fuerte empresario que posee muy variadas publicaciones, cuyo interés es entrar en los altos círculos de las finanzas. “El instrumento –dice Simei– es la promesa de un diario nuevo dispuesto a decir la verdad sobre todo.” Cuando el diario, que sigue en etapa de número cero, ponga con sus denuncias en apuros a los altos círculos financieros, seguramente éstos intentarán que desista de su publicación, que él aceptará, gracias a lo cual se le abrirán las puertas a las altas esferas. Al mismo tiempo, Simei está más interesado en que el libro demuestre que él se ha dedicado a fondo “para realizar un modelo de periodismo independiente de toda presión”, y que “la aventura acabó mal porque no se podía alumbrar una voz libre.”
Simei reúne un grupo de periodistas que deben proveer los materiales para el diario, pero nunca sabrán que el diario no se va a imprimir. Los diálogos en la redacción reflejan muchas de los habituales planteos sobre cómo tratar una noticia y sobre la necesidad de usar el “lenguaje del lector” que ellos deberían ubicar entre los mayores de cincuenta años, “buenos y honestos burgueses apegados a la ley y el orden”, que disfrutarán del chisme y de develados secretos de famosos. El secreto se centrará en la insinuación, en “lugar de pregonar datos que alguien podría cotejar”. Por eso “la insinuación eficaz es la que refiere hechos que carecen de valor de por sí, y que no se pueden desmentir porque son verdaderos”.
Bragadoccio introduce en un momento lo que entiende es “un notición” que tiene que ver con Mussolini, su muerte o quien lo suplantó. A partir de allí teje una compleja historia de sospechas y complicidades. Mussolini no ha muerto y con muchas ayudas se ha refugiado en Argentina de donde espera retornar triunfante. Su relato se mezcla con conocidas historias que salpican al Vaticano, a los norteamericanos, a varios gobiernos italianos. Son un buen número de páginas que hacen que el relato del libro se centre en varios hechos que sucedieron después de la Segunda Guerra cargados de detalles sobre crímenes, desfalcos y mucho más que siempre tendrán sus misterios y levantarán, de tanto en tanto, las preguntas que no han tenido ni parece podrán tener una respuesta definitiva.
Bragadoccio está entusiasmado con su relato y anuncia sorprendentes revelaciones que le serán trasmitidas a la brevedad. Pero una noche aparece muerto en una de las calles de Milán. Ese hecho conmueve hondamente a Simei que decide dar por terminado el experimento del diario y le adelanta el pago a Colonna indicándole que también el plan del libro ha quedado sin efecto. Es momento de esfumarse porque no se sabe qué despertó ese trágico fin. Colonna junto con la pareja que ha hecho con una periodista del proyecto, huyen a un pequeño pueblo para no estar al alcance de no saben bien quién.
Después de unos días de inquietud en los que tratan de imaginar los peligros y asechanzas que podrían amenazarlos, una noche la televisión ofrece un largo programa de la BBC que observan extasiados. Se trata en imágenes y comentarios de la misma compleja historia que Bragadoccio les ha compartido como notición, en la que se leen grandes declaraciones como “el engaño es un estado de la mente, y es la mente de un Estado”. En el curso del programa se comenta que lo mencionado son solo indicios “sobre cuya base no se podía condenar a nadie, pero eran suficientes para inquietar a la opinión pública.”
El fantasma de la persecución pareció esfumarse abriéndoles el camino para buscar una nueva vida en un país que “cuenta mentiras pero todos lo saben y se divierten”. ¿A qué se resume todo? “La vida es llevadera, basta conformarse”.
Al concluir el comentario del Cementerio de Praga de Umberto Eco tuve la sensación de que el libro no sólo era una crítica inconclusa sino también elusiva, por eso escribí lo siguiente: “Queda la sensación de haber participado de una disección del mal, en el marco de una estética recargada de elementos secundarios. Quizás sea el mensaje de alguien desesperanzado del futuro de la humanidad o de un disimulado crítico que solo espera”. Al tratar de desentrañar el motivo que llevó a Eco a escribir Número cero me suscita ese mismo comentario.
* Comunicador. Ex secretario general de WACC.
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