LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Esteban Viú repasa el comportamiento noticioso de parte de los medios de comunicación y advierte que ha disminuido en forma notable la cobertura de hechos de inseguridad alterando la manera en que los sujetos sociales perciben y construyen la realidad de su entorno.
› Por Esteban Viú *
En Argentina, producto de un artificio del cambio, parece que los hechos delictivos dejaron de existir. O por lo menos aparentan haber disminuido en una considerable cantidad si se pone atención a la cobertura mediática devenida blindaje.
Robos, secuestros y asesinatos son hechos de un lejano período donde gobernaron sujetos siniestros que poco hacían al respecto y, con su mejor cara, hablaban de una “sensación”. No eran capaces de atiborrar las aceras con policías, gendarmes o prefectos para que todos se sintieran en Puerto Madero.
A mediados de mayo, en su edición web, Clarín tituló: “Dolor y solidaridad en el fútbol por la muerte de Espíndola”. No es un título inocente. A pesar que el ex jugador de Nueva Chicago perdió la vida en un asalto donde fue baleado, no se menciona la palabra asesinato en la portada. Para el sujeto que hace una lectura breve de los títulos más importantes, solo se trata de otra muerte dentro del campo de juego.
En una evaluación de las tapas de la edición impresa de Clarín del mes de mayo de los años 2015 y 2016, los hechos de inseguridad disminuyeron su presencia en primera plana un 54% comparativamente.
En mayo del año anterior, en la primera plana del matutino, hubo 22 titulares vinculados con diferentes hechos delictivos como secuestros, toma de rehenes y asaltos. Se agregan jugosos informes que grafican una “Argentina salvaje” atormentada por secuestradores y una 9 de Julio “tomada” por trapitos y limpiavidrios que transforman la avenida más ancha del mundo en un paisaje selvático donde prima la ley del más fuerte.
Como contrapartida, en las tapas de mayo del corriente solo se encuentran 12 escuetos titulares referidos a hechos delictivos, el 80% de ellos ubicados en el borde inferior derecho casi asomándose con vergüenza. Títulos como “Los perros preferidos”, “Los días de Lázaro en la cárcel”o “Secretos de los mejores parrilleros” proliferan, decorando la llamativa e insulsa portada del diario con más tirada del país.
En la tapa del 27 de mayo, luego de conocerse que el presidente Mauricio Macri duplicó su fortuna en un año y de una ola de secuestros extorsivos solo comparable con los peores días de nuestro país, el título que ocupaba la primera plana narraba: “Un hijo de Lázaro Báez acusó al juez de proteger a Cristina”. Al costado, en dos pequeños recuadros, se ubicaron las anteriores noticias.
Buceando al interior del diario, con un titular casi prepotente se pretendía deconstruir algunas mentiras de la inseguridad con un informe que esgrimía: “Los mitos urbanos más comunes sobre la inseguridad”. El título roza el argumento de “sensación”.
Si se abordan las estadísticas de la Policía Bonaerense y la Metropolitana sobre el primer trimestre de 2016, las denuncias por robos y asesinatos aumentaron un 32% con respecto al año anterior. En tanto, la cantidad de secuestros perpetrados hasta mayo de este año aumentó un 80%.
Es importante comprender que la inseguridad existió, existe y continuará mientras la lógica que se imponga sea la del descarte, la mano de obra barata y la concentración del capital. Inseguridad es también financiar una multinacional para pagar sueldos de hambre o acabar con el plan FinEs que permitía finalizar el secundario a los adultos que adeudaban materias. La inseguridad es la cristalización del neoliberalismo en estado puro y solo se combate con un estado presente, inclusivo y que se encargue de redistribuir las riquezas de manera equitativa.
Hasta el año pasado, las encuestas indicaban que la principal preocupación de los argentinos era la inflación, y la inseguridad se ubicaba en segundo lugar. Los más recientes sondeos indican que el desempleo pasó a ser la principal preocupación de los argentinos, por encima de la inflación y la corrupción, a pesar de las horas y litros de tinta que se derrochan sobre la causa de Lázaro Báez para construir un show al nivel de la mejor función del Cirque du Soleil, aunque carente de su refinamiento.
Relegada del podio, en cuarto lugar, quedó la inseguridad.
El “blindaje mediático” hace referencia a este tipo de maniobras producida por los medios dominantes, que se instauran como una potencia cultural e ideológica en los procesos de producción y mutación del sentido común de las audiencias. Por lo tanto, es un hecho que los medios masivos, a través de la imposición de sus agendas y prácticas, alteran la manera en que los sujetos sociales perciben y construyen la realidad de su entorno.
* Periodista.
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