LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Paola Fernández sostiene que con el cese del programa Fútbol para Todos, el gobierno de Cambiemos anuncia el fin del fútbol como representante de la cultura popular.
› Por Paola Fernández *
En 2009, Cristina Fernández anunciaba el Programa Fútbol para Todos (FpT), con el cual cesaba el contrato entre la AFA y el Grupo Clarín, en el cual, entre otras cuestiones, garantizaba la transmisión en canales privados de los partidos de fútbol de primera división.
Si analizamos la situación desde las políticas públicas de comunicación, veremos que desde la década del 60, el auge de la televisión (de pago) por cable se debió a la inacción de los prestadores privados de televisión en abierto para garantizar la llegada al interior del país. Ergo: las y los argentinos del interior de la Argentina pagaban por ver televisión. Pero no sólo por ver los canales de cable, sino por ver los canales en abierto. Y el contenido futbolístico tuvo mucho que ver con ello: reuniones en un café o en alguna casa amiga para ver torneos y finales son cuadros que reflejan esta afirmación. Como bien reconociera el Negro Fontanarrosa, el fútbol se asocia con la amistad y “siempre me reúno con un grupo de amigos para jugar, ir a la cancha o ver partidos por televisión”.
Desde esta perspectiva, el programa FpT tuvo algunos grises, tal como explícita Santiago Marino: se limitó a la difusión de propaganda gubernamental; redujo la inversión publicitaria privada, lo cual produjo una erogación de dinero público sin destino claro. Su objetivo central, el cuál era ampliar el acceso gratuito a este contenido central de la cultura popular argentina, se cumplió con baja intensidad, porque el sistema de TV abierta en el país es precario: 44 canales, sólo siete ciudades con más de uno en la oferta. Con su materialización quedó claro que es muy difícil ver televisión (no sólo fútbol) sin pagar por ello.
En términos culturales, el fútbol es cultura popular. Y como tal, el programa se sostenía bajo la premisa de financiar el acceso universal a su visionado, sobre todo sostenido por el desarrollo de la TDA. Si en la práctica el programa no se instrumentó como corresponde, bien puede ser porque en la Argentina hay una clara tradición que pone distancias entre el texto ley y su puesta en práctica.
En un sistema de medios como el de Argentina, caracterizado por la monopolización y la concentración en la estructura de propiedad (situación que no se vio modificada por la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, tanto por su inmediata judicialización como por la disputa entre el grupo Clarín y el gobierno que condicionó su instrumentación), el anuncio del final de FpT es sólo una muestra más de la incapacidad del gobierno de Mauricio Macri para entender, interpretar y atender las necesidades de las clases populares y su fiel convicción de beneficiar a los amigos de turno.
Parafraseando de nuevo a Fontanarrosa, si el fútbol que vale es el que uno guarda en el recuerdo; ¿entonces, como harán los que no puedan pagar por verlo?
* Licenciada en Comunicación Social, Universidad Nacional de Quilmes. [email protected]//@paolaefernandez
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