LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Nadia Koziner y Natalia Aruguete debaten con Nicolás Massot, presidente del bloque del PRO en Diputados, quien adjudicó a la cobertura de los medios de comunicación los efectos sociales del llamado “tarifazo” a los servicios públicos.
› Por Nadia Koziner * y Natalia Aruguete**
Nicolás Massot, presidente del bloque PRO en Diputados, responsabilizó a la cobertura de los medios de comunicación por los efectos sociales del “tarifazo”: “cuando los temas se instalan tanto mediáticamente, la gente empieza a tener la sensación de que le afecta”. El desafío a la hipótesis de la agenda setting tuvo lugar el pasado fin de semana en un diálogo con el programa radial “El fin de la metáfora”. Lo que el legislador no alcanzó a notar es que la capacidad de los medios de influir en la percepción pública difiere según el tópico que se trate. La propensión a que los hechos sean percibidos tal y como los presentan los medios depende, en parte, de cuánto toquen la experiencia cotidiana. Ciertos temas afectan a casi todos del mismo modo, otros tienen efectos experimentados selectivamente y otros son remotos para cualquiera. Los asuntos que afectan directamente a un gran número de personas (la desocupación, el aumento de precios, las tarifas de los servicios públicos) son asumidos como preocupaciones más allá de la atención prestada por los medios. Cuanto más se aleja un hecho de la experiencia directa, mayor es la necesidad de que intervengan los mass media para instalarlo en la agenda pública. Ahora bien, el caso del “tarifazo” parece haber seguido el trayecto inverso: los aumentos de hasta un dos mil por ciento en las facturas de gas y luz ocasionaron una movilización popular que posiblemente haya activado la abundante cobertura periodística sobre el asunto.
Cierto es que la capacidad de los medios de instalar una preocupación en el público no se limita a esta diferencia entre tipos de temas y que las cuestiones experienciales no logran por sí solas obstruir la influencia mediática. Dicho poder de agenda se relaciona con la tematización que se haga de una cuestión. La tematización es un recurso discursivo que supone poner un asunto en el orden del día, darle importancia y subrayar su significatividad. Las noticias amplían la información sobre un hecho, la profundizan, la integran a un contexto social, económico y político, y le dan un marco interpretativo que lo vincula a otros sucesos. Mediante esta operación, reducen la heterogeneidad y complejidad existentes en una sociedad. En ello, el rol de los medios y del poder político es clave. La discusión acerca del aumento de tarifas gira alrededor del método y del nivel de gradualidad para llevarlo a cabo, su contracara es un acuerdo generalizado acerca de los “irrisorios” precios que la ciudadanía venía abonando por los servicios públicos.
El Gobierno atribuyó su medida al propósito de reducir el consumo energético. El culpógeno presidente Mauricio Macri cargó contra la población por estar “en remera y en patas” en invierno. En un segundo plano, admitió el objetivo de ahorrar gasto fiscal en subsidios, aduciendo que era necesario evitar el “despilfarro”. Con una contundente congruencia, la mayoría de los medios repitió la palabra oficial con contados cuestionamientos. Pocos hicieron un tratamiento analítico que superara los cruces novelescos entre actores ubicados a ambos lados del ring y se preguntara, por caso, si el nuevo esquema tarifario logrará detener la importación de gas o si promoverá un consumo energético racional, si tal responsabilidad debe caer netamente sobre el consumo y cómo impacta la estructura de tarifas en el poder adquisitivo. El periodista David Cufré fue desafiante en el programa “Ronda de Editores”: “Puede ser gratis la luz, puede ser gratis el gas, puede ser gratis el agua así como es gratis la educación pública. Son decisiones políticas: ¿a quién se le cobra impuestos y a quién se les distribuye impuestos?”
Distintos sondeos parecerían mostrar que, finalmente, la tematización realizada por los grandes medios y por el Gobierno –actores con legitimidad para crear mapas políticos que “expliquen” la complejidad de una problemática– sí pudo lograr que, por ejemplo, un alto porcentaje de la población considere que debe pagar el “costo real” de los servicios en lugar de demandarle al Estado que impulse una estructura impositiva verdaderamente progresiva.
* Magister en Ciencias Sociales y Humanas UNQ. Docente UBA y UNQ.
** Investigadora Conicet/UNQ. Autora de El poder de la agenda. Política, medios y público.
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