Los estaban esperando en la frontera, pero igual fue una sorpresa. La Unidad Especial había recibido una denuncia anónima sobre una mujer que estaba siendo obligada a ir de Paraguay a Rosario bajo amenaza. El caso de trata de personas cambió cuando la mujer les contó a los agentes que le habían puesto mil pastillas de éxtasis en la ropa interior. Ella quedó alojada en una casa de contención y el hombre que la vigilaba, detenido como secuestrador y traficante.
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