Jue 24.04.2003

PSICOLOGíA  › SOBRE UNA “IDENTIDAD SOCIAL EMERGENTE”

Aquí están los transetarios

Por Ricardo Iacub *

Es posible discernir una nueva categoría social, basada en una identidad emergente: el “transetario”; “trans”, por cambio, y “etario” por edad. Los transetarios han conseguido modificar, por medio de cirugías (¿estéticas o reparadoras?), su fisonomía; por medio de aditamentos medicamentosos, su potencia o su fuerza; también han modificado hábitos, todo a fin de conformar una imagen más cercana a la idea que tienen de sí mismos, que no por casualidad condice con ciertos valores sociales prevalentes.
El envejecimiento, en nuestra cultura, suele aparecer como un momento complejo a nivel de la representación de sí mismo: para algunos es una escena temida y para otros una verdadera pérdida. Muchas de nuestras referencias supuestamente actuales tienen una larga historia en Occidente. La herencia grecolatina construye al viejo como a un “no man’s land”: su territorio, el cuerpo, está deviniendo otro. La idea del pasaje del tiempo, que el cuerpo evidencia, es asociada con el cadáver. El “ya no ser” es una referencia acusada a lo largo de narrativas de diversas épocas: hablan de ello Edipo en Colona y el Rey Lear. Más tardíamente Proust, Gide y otros coetáneos reflejaron la vivencia de un sujeto joven encerrado en un cuerpo viejo que no reconocía como propio, lo cual aún resuena como relato habitual de nuestros días.
John B. Priestley lo describe así: “Como si un joven hubiese sido súbitamente raptado, introducido en un teatro y, maquillado con el pelo gris, con arrugas y con otros atributos de la vejez, hubiese sido forzado a salir al escenario. Detrás de la apariencia de viejo yo soy la misma persona, con los mismos pensamientos que cuando era joven”.
Esta separación entre un cuerpo viejo y un espíritu joven tendrá particular resonancia en la negación de la sexualidad, porque nuestra cultura, a diferencia de otras y de nuevas tendencias dentro de la nuestra, se resiste a pensar el cuerpo envejecido como un cuerpo deseable.
Los transetarios llaman a comprender el cuerpo propio como un terreno de intervenciones sobre sí en función de una identidad más cercana al erotismo. La construcción de la imagen incluye las aplicaciones tecnológicas y proyecta un cuerpo a la medida de los deseos.
La ética posmoderna da lugar a transformaciones como la de los transetarios y a su manera también los transexuales, donde la esencialidad de la naturaleza es reemplazada por la esencialidad del deseo. Lo normal o lo patológico en salud mental no debe resolverse desde criterios morales apriorísticos sino siguiendo el hilo de la dinámica cultural de la que somos parte. Esta creará su propio malestar y sus propios medios para dar alivio.

* Docente de grado y posgrado en psicogerontología, Facultad de Psicología, UBA.

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