Jue 12.08.2004

PSICOLOGíA  › A PARTIR DEL INCENDIO DEL HIPERMERCADO EN PARAGUAY

Encerrados del lado de afuera

Por Gervasio Noailles*

El domingo 1º de agosto sucedió lo que una locutora radial definía como “la tragedia más grande de los últimos años del pueblo paraguayo”. Cientos de personas se encontraban en un hipermercado de las afueras de Asunción. Habían sido bien recibidos por su capacidad de consumir, por su capacidad de intercambiar dinero por mercancías de consumo. Al desatarse el incendio, las cientos de personas que estaban allí no pudieron consumir más, por lo tanto perdieron todo valor, devinieron insignificantes. Decidir cerrar las puertas, dejando adentro a cientos de personas, sólo es comprensible si quienes quedaban atrapados habían perdido todo su valor.
La única novedad radica en que los no-consumidores quedaron del lado de adentro de las puertas y murieron devorados por las llamas. En cientos de supermercados, miles de personas no-consumidoras también ven cómo les cierran las puertas en la cara, pero dejándolos del lado de afuera. ¿Es más responsable quien deja que cientos de personas sean consumidas por las llamas que quien deja que miles se consuman de hambre?
Lo que asusta es darse cuenta de que la operación para pasar de ser consumidor a ser un no-consumidor se puede producir con una chispa. Asusta ver que es tan frágil nuestra pertenencia al mundo del consumo. Giorgio Agamben, en “¿Qué es un Campo?” –publicado en el N1 de la revista Sibila, enero de 1995–, plantea que la esencia del campo de concentración es la extensión a una población civil entera de un estado de excepción. “El campo es el espacio que se abre cuando el estado de excepción empieza a convertirse en la regla.” Los habitantes de los campos de concentración “fueron despojados de todo estatuto político y condenados totalmente a una vida vegetativa. Por esto el campo es el paradigma mismo del espacio político en el punto en el cual la política se convierte en biopolítica y el homo sacer se confunde virtualmente con el ciudadano”.
El homo sacer es una figura del derecho romano; se traduce por “sacrificable”, “matable” (podríamos agregar: “quemable”). Refiere a quienes, por haber violado las leyes de la ciudad, pierden sus derechos de ciudadanos y por lo tanto pueden ser sacrificados sin que ello implique asesinato. Son personas que pueden ser matadas sin que ello implique delito.
“Pero también algunas periferias de las grandes ciudades postindustriales comienzan hoy a parecerse en este sentido a los campos. En ellas, la vida vegetativa y la vida política entran, al menos en determinados momentos, en una zona de absoluta indeterminación”, escribió Agamben. Millones de personas dejan de tener derechos de ciudadanos (al trabajo, a la salud, a la educación), pasan a ser homo sacer, son matables. Por lo tanto, en caso de que mueran de hambre, de enfermedades curables, en caso de que vivan en condiciones de pobreza extrema, nadie es responsable de ello. ¿Cuál es el delito que han cometido y que los convierte en matables?: no consumir.

* Psicólogo.

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux