PSICOLOGíA
› CATASTROFES SOCIALES EN LA ARGENTINA DE HOY
La palabra es “devastación”
Por Cielo Rolfo, Daniel
Slucki, Susana Toporosi, Daniel Waisbrot y
Mariana Wikinski *
Si alguna palabra refleja el efecto que en la subjetividad colectiva y en la subjetividad individual, genera el fenómeno de la catástrofe social, esta palabra es devastación. Todos sabemos acerca de ello. Lo padecimos, lo padecemos, sabemos también del padecimiento de otros. El efecto de lo no simbolizable toma el comando en el devenir del cuerpo social y de los individuos que lo componen y a las fuertísimas sensaciones de inermidad se le suman un terror sin nombre, la percepción de que los recursos disponibles no alcanzarán para proteger al psiquismo del derrumbe, la imposibilidad de imaginar un futuro construido sobre los pilares de un presente desorganizante.
Este efecto tiene expresiones agudas, pero también aparece larvado, cronificado y mudo en una cotidianidad en la que lo catastrófico resulta siniestramente naturalizado.
Si algo diferencia a una catástrofe social de una catástrofe natural es la intervención del otro humano. El aparato psíquico se ve obligado a un trabajo que no sólo debe dar cuenta del daño sufrido sino que debe al mismo tiempo encontrarle un sentido. Y si el puro sentido es la crueldad de un otro humano, algo de lo irremediablemente inexplicable se volverá núcleo potencialmente desorganizante.
Creemos también que el rescate psíquico de estos padecimientos no depende sólo del trabajo de los analistas como tales sino de todos nosotros en tanto ciudadanos y sujetos de la cultura. No alcanza con el encuentro del sujeto con la verdad del inconsciente, para llamarlo de alguna manera. Si no nos sentimos tocados como ciudadanos, si en ningún punto nuestros mundos (los de pacientes y analistas) se superponen, será poco lo que podremos hacer.
Y es allí donde la apuesta también es no sólo el trabajo con los efectos de lo traumático en el plano del individuo sino el trabajo que parte de la convicción de que el cuerpo colectivo no puede rescatarse de lo traumático si no hay develamiento de la verdad y vigencia de la justicia.
No hay salud individual si no es posible la salud colectiva, y no dejamos de reparar en el hecho de que nos encontramos recogiendo experiencias con relación a los efectos siniestros y actuales de tragedias colectivas, sin que haya en ninguno de estos casos sanción de los culpables. Se ha tratado y se trata en todos los casos de crímenes sin sanción de la Justicia, incluso cuando pensamos en esta política económica criminal, y esto, la no sanción, se constituye entonces también en un efecto traumático actual.
No desconocemos el valor de otros modos de sanción que nuestra sociedad argentina está siendo capaz de producir, que se nutren en la potencialidad del colectivo social y que hacen que hoy algunos responsables de tamañas crueldades se encuentren bastante imposibilitados de caminar por las calles, uno de los pocos espacios públicos que aún quedan en nuestras manos. Pero también sabemos que no basta.
* Participarán en las jornadas “Clínica psicoanalítica ante las catástrofes sociales. La experiencia argentina”, a efectuarse el 12 y el 13 de este mes. El texto publicado pertenece al prólogo del libro que reunirá trabajos de ese evento.