SOCIEDAD › INCORPORAN HIERRO PROCEDENTE DE SANGRE VACUNA EN ALIMENTOS
El procedimiento fue desarrollado por el INTI. Una porción de galletitas cubre el 25 por ciento del hierro que necesita un chico.
› Por Pedro Lipcovich
Ya se sabe –pero se olvida– que uno de cada tres chiquitos en la Argentina padece anemia por falta de hierro. El INTI obtuvo un procedimiento para incorporar, en galletitas u otros alimentos, hierro procedente de la sangre vacuna: una sola porción de estas galletitas cubre el 25 por ciento de la cantidad que un chico necesita por día. El nuevo desarrollo vuelve a presentar el debate sobre cómo responder al problema de la anemia, que ataca además a mujeres en edad fértil y que afecta no sólo a los sectores carenciados, sino también a más del 27 por ciento de los nenes “no pobres”. Una investigación del Ministerio de Salud destaca el valor de adicionar hierro a productos de consumo masivo, y señala la importancia de la educación alimentaria para saber, por ejemplo, que un tecito después de la comida disminuye la absorción del hierro, y que alimentos con vitamina C, como el tomate, la incrementan. Por otro lado, una ONG dedicada a los niños advierte que “ninguna fortificación de alimentos sirve para chicos que no tienen sus cuatro comidas diarias”.
Las galletitas del INTI tienen gusto y color de chocolate, “porque la hemoglobina vacuna deshidratada le da al producto un color pardo: entonces lo mejor es agregar cacao”, explicó Daiana Borelli, investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), donde, bajo la dirección de Valeria Lamanna, se puso a punto la nueva alternativa alimentaria. “En los frigoríficos, la hemoglobina de la sangre vacuna, salvo la que se destina a elaborar morcilla, termina desperdiciándose; su valor de mercado es muy bajo: acordamos con una empresa para que separen la hemoglobina vacuna, bajo condiciones higiénicas, mediante una planta especialmente diseñada; entregan el producto como un polvo que se puede adicionar a los alimentos”, contó.
Una clave de este desarrollo es que “la hemoglobina ofrece hierro ‘hemínico’, cuyo porcentaje de absorción supera al del hierro de otros orígenes, como el contenido en los vegetales; las leches fortificadas que, con altos precios, están en el mercado, todavía contienen hierro no hemínico”. Como paso previo imprescindible en el proyecto, los técnicos del INTI inventaron un método para medir, en forma diferenciada, el hierro hemínico y el que no lo es.
Obtenida así la hemoglobina en polvo, los técnicos del INTI la añadieron a la harina con la que hornearon sus galletitas. “El precio no supera los 20 centavos por kilo de harina, que rinde unos dos kilos de galletitas. Una porción de 60 gramos cubre un 25 por ciento de las necesidades diarias de hierro”, precisan los investigadores.
El INTI ya capacitó a un grupo de panaderos en la nueva tecnología, y se propone “gestionar la transferencia de este desarrollo a la Dirección General de Educación de la provincia de Buenos Aires, para que se suministre en los comedores escolares”. También “nos proponemos hacer leche chocolatada fortificada con hemoglobina, lo cual permitiría sumar el calcio y el hierro en la dieta con costos económicos”, anticipó Borelli.
La importancia de la cuestión se manifiesta en que “el 34 por ciento de los niños menores de dos años tiene anemia, básicamente por falta de hierro en su dieta –precisó Pablo Durán, coordinador de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, del Ministerio de Salud de la Nación–; tomando los menores de cinco años, el porcentaje es del 18,5; para mujeres en edad fértil, de 10 a 49 años, la anemia se da en el 18 por ciento, pero sube al 35 por ciento en las embarazadas”. La proporción es mayor en sectores carenciados, pero éstos distan de ser los únicos afectados por la anemia: “Tomando los niños de seis a 23 meses, la anemia afecta al 39 por ciento de los indigentes, al 37,6 por ciento de los pobres no indigentes pero también al 27,2 por ciento de los no pobres”, según la Encuesta Nacional.
“Los países que pudieron resolver este problema recurrieron a la fortificación de alimentos: Chile, mediante la fortificación de la harina y otras acciones, logró reducciones importantes –afirmó Durán–. También importa la educación alimentaria: por ejemplo, tomar café, té o mate después de la comida disminuye la absorción de hierro; en cambio la vitamina C, contenida en alimentos como el tomate, mejora la absorción del hierro, contenido en alimentos como las lentejas y porotos y desde luego en la carne.”
“Otra estrategia es, ya en el parto, no ligar inmediatamente el cordón umbilical, de modo que pase más sangre de la madre al bebé; y, sin duda, la lactancia materna”, agregó Durán, y admitió que “lo realizado hasta ahora no es suficiente”, y se esperanzó: “Desde el año pasado hubo reuniones con las cámaras de la industria alimentaria para discutir otras posibilidades de fortificación de alimentos”.
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