SOCIEDAD › DICTAMEN DE LA JUNTA MéDICA EN EL CASO DEL “TIRADOR DE BELGRANO”
Martín Ríos, detenido en una unidad psiquiátrica por el crimen de Alfredo Marcenac, en 2006, “no puede diferenciar conductas dañosas”. Así lo determinó una junta de peritos psiquiatras y ahora la jueza podría considerarlo inimputable.
Martín Ríos, el llamado “tirador de Belgrano”, podría no haber comprendido lo que hizo al disparar con su pistola Bersa 380 en la avenida Cabildo, el 6 de julio de 2006, cuando asesinó al joven Alfredo Marcenac y lastimó a seis personas. De acuerdo con los resultados de una pericia psiquiátrica realizada por una junta médica, a pedido de la Justicia, Ríos “no puede diferenciar conductas dañosas”. “Martín Ríos padece esquizofrenia simple”, evaluó por su parte el perito de su defensa, Mariano Castex. Con ese elemento, la jueza María Fontbona de Pombo, a cargo de la causa, podría considerarlo “inimputable”.
Semanas atrás, la jueza había instado a los profesionales que integran la junta médica, Juan Badaracco, Javier Cabello y Jorge Kiff, a acelerar la pericia psiquiátrica. Ahora, con los resultados sobre la mesa resta esperar a que Fontbona de Pombo firme su sobreseimiento y disponga su internación en una institución psiquiátrica o lo lleve a juicio oral.
Martín Ríos es, según los estudios, un “esquizofrénico” simple, “un enfermo mental que puede producir conductas dañosas porque no las reconoce como tales” y una persona “peligrosa”, explicó Castex, el psiquiatra que participó de las pericias como responsable de su defensa. Pero además de las “conductas dañosas” que se le atribuyen –los ataques de Cabildo y José Hernández, Crámer y Juramento, y Olazábal y Moldes– “nadie sabe de las conductas de riesgo que pudo haber tenido, sin resultados dañosos”.
La familia Marcenac, por su parte, cree que Ríos finge. Pero de no ser así, habrá que buscar el por qué de la ausencia de tratamiento –si es que efectivamente “mucho antes de los ataques” Ríos ya padecía esta enfermedad, como apuntó Castex–; y, más allá, la responsabilidad del Renar, donde estaba registrado como legítimo usuario de armas.
–Se dijo que Ríos “gozaba” al disparar. ¿Pudo ser posible? –le preguntó este diario a Castex.
–Lo del “placer” que supuestamente sentía Ríos fue poco feliz, una versión del juzgado para acallar las inquietudes. Las pericias determinan sólidamente que Ríos no tiene conciencia de que posee conductas dañosas, porque el esquizofrénico vive ensimismado en los valores de su mundo, que construye sobre el mundo real –indicó Castex.
“El peritaje es categórico: Ríos es un enfermo mental grave que no tiene el grado de libertad para decidir tener o no esas conductas. Aunque pueda identificar a su papá y entender el mundo, no fue consciente”, concluyó.
Martín Ríos, de 29 años, fue procesado por la jueza Fontbona de Pombo por el homicidio de Marcenac, un estudiante de 18 años que recibió uno de disparos de la Bersa 380, el 6 de julio del 2006, mientras caminaba con amigos por Belgrano. Si la jueza avala el peritaje, Ríos no irá a juicio ni por el homicidio ni por haber herido a otras seis personas.
“En esto la pericia es muy extensa y sólida, y responde las preguntas del juzgado, incluso las más complejas. A la jueza le interesa si Ríos es un enfermo mental y si en ese momento era capaz de no hacer lo que hizo, y las respuestas son que sí, que está enfermo y que no pudo evitarlo”, indicó Castex.
Actualmente, Ríos permanece detenido en la Unidad Penitenciaria 20, que funciona en el hospital neuropsiquiátrico Borda. Algunos rasgos de esa enfermedad mental de Ríos preexistían antes de los ataques que habría realizado en un radio de 20 cuadras a la redonda de su departamento de Crámer al 2100, en el porteño Belgrano. Desde su adolescencia, permanecía aislado, sin amigos. Se orinaba en la cama aún a sus 27 años. Luego, en la comisaría de Vicente López, donde pasó sus primeros tiempos detenido, se agachaba contra una esquina y decía estar cuidando el auto de su madre.
“Me llama la atención que se le haya provisto armas; eso deberían manejarlo especialistas y no darse de favor”, criticó Castex. A raíz del caso, se separó el examen físico del psíquico, para sacar permiso para comprar un arma. La portación de armas es renovable, pero aún no existe un seguimiento de usuarios que identifique cambios en la psiquis de los tiradores.
Informe: Luis Paz.
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