SOCIEDAD
› EL PROGRAMA “EL CANDIDATO”
Política catódica
¿Manipulación o nuevos canales? Más allá de los objetivos reales de quienes inventaron un programa para elegir un diputado, mucha gente parece haberlo tomado en serio. Qué dicen los que quieren hacer política en TV.
› Por Sergio Kiernan
No son figurantes, ni cholulos, ni locos. La amplia mayoría de los que se presentaron esta semana al casting del programa “El candidato” fueron gente que realmente quiere hacer política pero detesta a los partidos y le tiene más confianza a la televisión que a las estructuras tradicionales. La amplia mayoría llegó con carpetas bajo el brazo, documentos ideológicos y hasta proyectos de ley prolijamente redactados. Barajaron muchas ideas, pero el grueso de lo que escucharon los productores que los entrevistaron fue lo que se escucha en las asambleas: reactivación, cooperativas, reforma política. Lo que por un lado es una actividad comercial –rating, publicidad, pelea por el horario del domingo por la noche– resultó también un signo de lo que pasa en Argentina: gente que cambió de canal y prefiere hablar sin intermediarios, en vivo.
La estructura de “El Candidato” es sencilla: serán diez emisiones en las que 16 personas competirán por el televoto para ganarse una candidatura de verdad a diputado por la Capital Federal. Lo harán por un partido político real, el Partido de la Gente, que este viernes registró Sebastián Meléndez, productor del programa. Las 700 adhesiones firmadas que recibió anteayer la justicia electoral son de los que se presentaron al casting. Las 3300 faltantes para que el partido sea legal y oficial serán reunidas en mesas en la calle, cuando comiencen las emisiones antes de fin de mes. Para principios de diciembre, el candidato elegido recibirá en propiedad el partido y tendrá total libertad para completar su lista y nombrar autoridades internas.
“Si se toma como mojón el 19 de diciembre, se ve con claridad un reclamo de recambio, una aspiración a tener una nueva relación entre representantes y representados”, teoriza Meléndez, que además de hacer televisión es sociólogo, está haciendo una maestría en políticas públicas y es el autor de la idea junto a un amigo, el economista Nicolás Gadano. “Este reclamo es masivo y disparó una rica experiencia de militancia social por fuera de los partidos. Este programa es una metáfora de lo que pasa en la base y no aparece en la política, en los partidos. La gente habla de subsistencia y los políticos hablan de padrones. Lo que queremos hacer es proveer un canal de expresión. Acá nadie tiene el delirio místico de pensar que vamos a resolver toda la situación desde un programa de televisión. Es un canal de expresión, no una solución.”
Como lo cuenta el productor, la sintonía entre su propuesta y la gente fue total. Apenas una minoría, “un diez por ciento”, se presentó al casting con evidentes delirios. Algo así como la mitad de los voluntarios “vinieron a hacer catarsis, a criticar, a soltar presión y transmitir su angustia. Pero hablaban en general, sin propuesta”. Un “generoso 30 por ciento”, sin embargo, llegó con propuestas que “asombraron por su nivel” a los once productores periodísticos de América TV que entrevistaron a los voluntarios.
De estas 250 personas, la mitad fueron invitadas a hacer una segunda entrevista ante una cámara y exponer sus ideas en breves segundos. El filtro que dejó a la mitad de los aspirantes afuera tuvo tres ejes. Primero, que las propuestas fueran coherentes y realistas. Segundo, que fueran en escala con un programa de televisión de algo más de dos meses. “Dejamos afuera buenas ideas para reformar el sistema de salud o de jubilaciones, o para refundar el país”, explica Meléndez. Tercero, que los aspirantes dieran bien en televisión: “Tienen que tener potencia comunicativa”, explica el productor. Los 120 que llegaron a ver una cámara son un corte vertical de la ciudad: casi todos son de clase media, un 70 por ciento son hombres, la edad promedio es de cuarenta años, con bastantes señores mayores que, curiosamente, son los únicos que anunciaron ser radicales o peronistas pero desilusionados de sus partidos, y una minoría de jóvenes. Todo este contingente es, por obligación legal para poder candidatearse, mayor de 25 años y porteño o con dos años de residencia continua en la ciudad. Lo que estas personas proponen ya es familiar. “Muchos hablaron de métodos para reducir el margen de discrecionalidad y el costo del sistema político y de los políticos, con medidas como terminar con las listas sábana, aumentar las penas por corrupción, reducir dietas y salarios de funcionarios. También hubo propuestas para reformar la constitución y regionalizar el país, uniendo provincias en regiones”, relata Meléndez. Como entre los aspirantes hay muchos abogados –”¿será esa relación que hay entre política y derecho?”, se pregunta el productor–, las oficinas del canal desbordan de carpetas con decretos y propuestas de ley prolijamente redactadas y listas para el debate.
El segundo gran tema que apareció fueron muchos proyectos para darle marco legal y ayuda del Estado a la autogestión en el empleo y la producción. Se habló de cooperativas, de autogestión, de huertas y hasta hubo un aspirante que milita en el Movimiento de Fábricas Recuperadas que propone una figura legal que las contemple y les dé facilidades como un cambio de la ley de quiebras, una “ventana” para no pagar los servicios públicos y un registro nacional de profesionales desocupados para que asesoren a los obreros en temas legales y técnicos. El aspirante no estaba haciendo retórica: llevó todo por escrito y hasta tenía redactada la modificación a la ley de quiebras que les daría más discrecionalidad a los jueces y menos poder a los acreedores.
En tercer lugar, de lo que más se habló fue de solidaridad. Muchos aspirantes simplemente dijeron a sus entrevistadores que querían estar en televisión para conseguir recursos para comedores y otros sistemas de ayuda en los que ya trabajaban. Otros presentaron ideas más abarcativas para “impulsar el trabajo solidario para los excluidos”.
También hubo manías. Un caballero entregó un detallado proyecto de barco pesquero y se comprometió a impulsar que el Estado lo fabrique en serie para reactivar la industria naval y pesquera. Otros hablaron de ecología con plataformas cerradas en hacer más parques y reciclar la basura. Un señor planteó una venganza ciudadana hacia el Congreso: atrapado en el corralito y resignado a recuperar su dinero en forma de bonos, el aspirante presentó un proyecto para todos los que cobran jubilaciones de privilegio –no derogables porque son “privilegio adquirido”– reciban sus pagos en un nuevo bono con vencimiento en el 2038 y con el rotundo nombre de bono Cadorna. El hombre hasta se arregló para que la palabra fuera una sigla y aclaró que así se ahorrarían 500 millones de pesos por año.
Lo que más les llamó la atención a los organizadores y entrevistadores del programa es la falta total de “ismos”. Nadie se presentó para recitar las propuestas de un partido, nadie hizo profesión de fe ideológica, nadie citó grandes líderes, grandes lemas. “La única aparición de un ‘ismo’ fue la de un señor que trajo una propuesta de más de 100 páginas para impulsar el ‘socialismo contractual’ en Argentina,” dice Meléndez. “Y resultó que se trataba de fomentar el sistema de kibutz.”
Otro elemento llamativo para los productores fue la seriedad con que todo el mundo se tomó la propuesta. “En este tipo de cosas hay mucho cholulismo”, admite Meléndez, “muchas ganas de figurar. Esperábamos mucho de esto y resulta que no fue importante, eran pocos. Todos los seleccionados dijeron que sentían que éste podía ser un espacio para hablar y agradecieron que al canal se le ocurriera algo que no pasa por los partidos”.
De los 120 electos quedarán apenas 16 para arrancar el programa, lo que puede ocurrir el domingo próximo o el siguiente. Un equipo variopinto de periodistas –la definición es laxa e incluye nombres como el de Mauro Viale y Guillermo Andino– pasa este fin de semana viendo los videos de los aspirantes y votando. En diciembre, quedará uno solo que recibirá un partido en posesión. ¿Habrá apoyo televisivo para el Partido de la Gente hasta marzo, fecha de elecciones? “Francamente, depende de si funciona el programa. Si no va bien, no habrá apoyo posterior. Si el candidato eselecto, tendrá un espacio como diputado para dar la cara y rendir cuentas en pantalla”, explica Meléndez.
¿Qué pensar de todo esto? Por un lado, está la sinceridad de los aspirantes a candidato, por otro la seriedad con que Meléndez defiende su programa. Pero estamos hablando de sinceridad, de Mauro Viale filtrando aspirantes y del peliagudo asunto de los canales de representatividad. Lo que queda en claro es que este programa sólo podría inventarse en esta Argentina, algo que notó el batallón de corresponsales extranjeros que cubrió todo el asunto. Una nota de color a la inédita crisis de nuestra política.
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