Mié 18.09.2002

SOCIEDAD

La argentina buscada en Miami, a punto de ser deportada por ilegal

Natalia Muesa se presentó ante la Justicia de Miami, pero quedó libre. Y está a punto de zafar: en vez de acusarla de falsificar documentos apuesta a que la consideren ilegal. Se define mañana.

“Me había dicho que me preparara porque iba a ser un proceso largo, pero creemos que el hecho de que la audiencia sea el jueves y ahora esté libre es una buena señal.” Así evaluó Emilia de Muesa, la madre de Natalia –la cordobesa que se salvó de la detención en el aeropuerto de Palm Beach porque estaba de franco–, el resultado de la presentación espontánea de su hija ante la Justicia de Estados Unidos. La joven formaba parte de un grupo de inmigrantes que no contaba con la documentación requerida para vivir en aquel país. En la tarde de ayer, la negociación con el FBI permitió un respiro para la familia de la chica. Ahora Natalia deberá ponerse a disposición de la corte el próximo jueves, en una audiencia en la que se determinará definitivamente cuál es su situación judicial.
Ayer fue un largo día para Natalia. Junto al abogado René Soto Ríos y al cónsul general en Miami, Luis María Riccheri, pasó la tarde ante autoridades norteamericanas. Y, por el momento, la jugada le salió bien. “La función del abogado fue negociar con el FBI que, dada la circunstancia de que a partir del viernes pasado Natalia había manifestado su intención de presentarse voluntariamente, resolvió darle una especie de crédito a su buena fe”, contó a Página/12 el cónsul argentino.
Son tres las autoridades que intervienen en el caso: FBI, Migraciones y la Corte Federal. “Su caso será abordado el jueves, hasta entonces está en libertad”, aclaró Riccheri. Lo que se evitó fue su detención preventiva -aquella previa al momento de la audiencia–, que es la condición en la que se encuentran los otros seis argentinos. Al no tratarse de una persona peligrosa, se posibilitó que continuara en libertad hasta mañana, cuando el juez podrá dictaminar si queda o no encarcelada.
Los demás detenidos, en tanto, siguen siendo asistidos por tres defensores de oficio y esperan su audiencia para el 9 de octubre. Los familiares del mendocino Carlos Funes denunciaron que el hombre “está encadenado en la prisión y recibe el mismo trato que un delincuente común”. Su hijo Carlos contó que “como aquí sólo tenía changas como albañil y mozo, pero no un trabajo fijo, decidió irse junto con otros parientes”. Y su nuera Carina Martínez agregó que todos están angustiados “pensando en que se pueda agravar su epilepsia”.
Las críticas a la actuación del consulado en el caso Muesa partieron de la misma involucrada. Natalia se quejó de que el organismo “no se ocupó de mi caso en un principio y recién lo hizo una vez que hablé con la prensa”. Además, se mostró esperanzada en conseguir la deportación y añadió que pretende “que me den una pena menor, porque en general los argentinos estamos catalogados como trabajadores y mis empleadores tenían un buen concepto mío”. En este sentido, el cónsul Riccheri consideró que como Natalia no estaría implicada en cargos graves ni de alta criminalidad “se espera un tratamiento relativamente benigno”. Y el abogado “intentará que el trámite hasta la deportación sea lo más accesible posible”.
Sin embargo, la organización no gubernamental CAUSA –que colabora con inmigrantes argentinos– indicó que “existe en la comunidad de nuestro país residente en Estados Unidos la enorme preocupación de que nuestro propio consulado entregue o delate a personas que no son buscadas por ninguna agencia gubernamental”. La entidad elevó un pedido de informes al organismo donde requiere detalles del desarrollo del caso Muesa, a la vez que solicita saber cuáles son los cargos contra ella y el resto de los detenidos y conocer “la política en materia de protección consular”. “La asistencia se ve como un esfuerzo excepcional cuando debe ser la regla de todos los días”, consideró Fernando Petinerolli, vicepresidente de CAUSA.
Desde Córdoba, la familia Muesa tenía expectativas. “Ella me dijo (antes de presentarse a las autoridades) que esto iba a ser largo, que duraría como 15 o 20 semanas –recordó su madre, Emilia–. Pero ahora la dejaron libre y tiene que ir el jueves, creo que es una buena señal.” Y amplió aún más su verdadero sueño: “Ojalá me la manden de vuelta inmediatamente porque eso va a ser lo mejor”.
Informe: Romina Ruffato.

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