Las travestis y transexuales que trabajan en el Rosedal de Palermo están a punto de mudarse a un nuevo espacio, menos conflictivo que el que ocupan actualmente, en el mismo barrio. No es un traslado compulsivo sino que está siendo consensuado con el gobierno porteño, con el que están a punto de cerrar un acuerdo. Se trata de la plazoleta Florencio Sánchez, ubicada detrás del Hipódromo y del Buenos Aires Lawn Tennis, a la altura de Figueroa Alcorta y Dorrego. El acuerdo incluye la colocación de baños químicos y cestos bacteriológicos, lomos de burro cada 50 metros, la implemetación de un programa de prevención de la salud, el cumplimiento de un horario, de 22 a 6, para la oferta de sexo, y vigilancia policial para garantizar la seguridad del lugar.

“No esperábamos este resultado, la negociación nos sorprendió”, dijo a Página/12 Claudia Pía Baudracco, coordinadora de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de la Argentina, la agrupación que nuclea a la mayoría de las trabajadoras sexuales que hoy están en el Rosedal de Palermo.

El conflicto en ese espacio se inició el año pasado, cuando un funcionario de la administración que encabezaba Jorge Telerman quiso sacar a las travestis del Rosedal, una medida que nunca llegó a concretarse por falta de consenso. El diálogo se retomó con la actual gestión, en la órbita del Ministerio de Ambiente y Espacio Público.

“Las conversaciones empezaron hace dos meses y ya hay un importante nivel de acuerdo”, dijo a Página/12 el funcionario del gobierno porteño que encabeza la negociación. “Sabemos que el Rosedal es el espacio verde más visitado de la ciudad durante los fines de semana por el público en general y tenemos que preservarlo: no puede haber oferta y demanda de sexo ante la presencia de niños y hay quejas porque aparecen con frecuencia preservativos usados”, explicó el funcionario.

Lo cierto es que las travestis aceptaron salir del Rosedal, a cambio de una serie de demandas, y sólo restaba hasta ahora definir el nuevo destino. Primero se eligió un espacio detrás del planetario, pero el lugar resultó demasiado chico para las trabajadoras sexuales. Se barajaron entonces otros sitios, entre los cuales figura la plaza Florencio Sánchez. “Es un espacio que está junto a Figueroa Alcorta, pasando Dorrego, donde hay calles internas”, describió Claudia Pía Baudracco. “Nuestra propuesta es que los vehículos circulen en mano única, en sentido de las agujas del reloj, y colocar lomos de burro cada 50 metros para reducir la velocidad”, explicó. También reclaman una suerte de “operativo cerrojo” para garantizar la seguridad, ya que en la actualidad “el Rosedal es tierra de nadie”. “La única presencia que tiene la comisaría 23 en el lugar es cuando vienen a coimear a los clientes, que arreglan enseguida porque la mayoría son hombre con familia que no quieren escándalos”, denuncia Baudracco.

¿Cuáles son los problemas de seguridad que se presentan en esa zona? “Principalmente cuando aparecen grupos que hacen despedidas de soltero, que insultan y gritan, se paran a sacar fotos y se generan peleas”, precisó la dirigente.

La negociación con el gobierno porteño fue aprobada en una asamblea, el viernes 18 de abril, en la que votaron por unanimidad 96 trabajadores sexuales. Se estima que en el Rosedal trabajan alrededor de 150 en forma estable. La gran mayoría son travestis y transexuales, y sólo hay dos mujeres que vienen de la época en que todas convivían en la calle Godoy Cruz, antes de la sanción del Código Contravencional.

Las travestis se mudaron allí porque el Código prohíbe la oferta (y demanda) ostensible de sexo en las cercanías de viviendas, escuelas e iglesias. Los bosques de Palermo resultaron entonces el lugar ideal, en especial el Rosedal, pero allí también cosecharon quejas de algunos vecinos, especialmente los usuarios del parque.

El ministro de Ambiente y Espacio Público entendió desde un comienzo que debía apelar al diálogo para dar respuesta a esa demanda vecinal. Por eso decidió conformar un equipo negociador.

“Sabemos que el Rosedal es un lugar histórico”, aceptó Claudia Pía Baudracco antes de desplegar su arsenal de demandas en la mesa de negociación.

“Estamos tratando de acordar un horario, de 22 a 6 de la mañana. Y vamos a coordinar con el Ministerio de Salud para implementar un plan de educación sexual, para promover el uso de preservativos, porque se trata de una población vulnerable al contagio de VIH”, detalló a Página/12 el principal negociador por parte del Ejecutivo. “Y también queremos terminar con el problema de las coimas”, aseguró el funcionario.

También se implementará en el lugar un sistema diferenciado de recolección de residuos, con cestos especiales donde deberán arrojarse los preservativos usados. Esos desperdicios no serán recogidos por las empresas de basura domiciliaria, sino por las que se encargan de los residuos patológicos hospitalarios.

Otra demanda que va camino a satisfacerse es la instalación de baños químicos, que estarían instalados en una zona próxima al Lago de Regatas. “Ante la carencia de sanitarios, las chicas se ven obligadas a hacer sus necesidades junto a los árboles”, admite la negociadora.

La importancia de la atención sanitaria es reconocida por la asociación de travestis, trasnsexuales y transgénero. “La gran mayoría utiliza preservativos, eso está a la vista, pero es necesario crear conciencia especialmente entre las más nuevas, o en las que vienen en forma transitoria, que provienen de otros países. También hay que concientizar en el manejo de los desechos. En la prevención venimos trabajando con la Coordinación Sida. Pero también queremos tener atención de endocrinólogos y tratamiento hormonal en hospitales públicos”, precisó Baudracco.