Jue 08.05.2008

SOCIEDAD  › LAS CENIZAS DEL CHAITEN LLEGARON A LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES Y PODRIAN ALCANZAR LA CAPITAL

El largo camino de la nube volcánica

Por la mañana varias ciudades del sur y el centro bonaerense quedaron envueltas en ceniza. Anoche, el polvo volcánico cayó sobre Bariloche. Es impredecible la futura actividad del Chaitén, que tiene magma suficiente para nuevas erupciones.

La lluvia de cenizas avanza de manera inexorable. Ayer agravó su azote sobre El Bolsón, donde la preocupación, más allá de los cuatro centímetros de polvo, fue que el agua ya no es apta para consumo humano. El barbijo se volvió indispensable y su precio subió hasta un 400 por ciento. Se habla de “negocios cenicientos” en la zonas más afectadas, donde impera la falta de pronósticos, porque el volcán Chaitén es impredecible y todavía tiene magma suficiente para alimentar nuevas erupciones de material incandescente. En Esquel la situación mejoró, pero la nube de cenizas llegó ayer a La Pampa, Neuquén y la provincia de Buenos Aires. A las 22 de anoche, una nueva ciudad quedó cubierta por el polvo blanquecino: San Carlos de Bariloche, en Río Negro. El Servicio Meteorológico Nacional advirtió que la Capital Federal podría verse afectada también.

El director de Defensa Civil de Chubut, Evaristo Melo, habló ayer de “comerciantes inescrupulosos” que llevaron el precio de 2 a 15 pesos el barbijo, cuyo uso no debería exceder las tres horas y puede reemplazarse por un pañuelo húmedo. Los estudios del agua realizados en el Bolsón determinaron que el PH (índice de acidez) está en nueve puntos, cuando el máximo posible es de siete. “El sistema potabilizador está resentido por la presencia de las cenizas en el agua”, anunció Romina Picolotti, secretaria de Ambiente de la Nación. La funcionaria estuvo ayer en el lugar con el vicepresidente Julio Cobos, que confirmó que “llegarán tres plantas potabilizadoras aportada por el Ejército y medicamentos para las vías respiratorias y la piel”.

La imagen satelital mostraba “una pluma o nube de ceniza que se extiende desde el volcán Chaitén hacia el noreste”, una mancha gris cuya dimensión abarcó la mayor parte de la provincias de Río Negro y Neuquén, la franja norte de Chubut, el sur de Mendoza y La Pampa. Las cenizas de la erupción llegaron hasta Mar del Plata y podría afectar a la Capital Federal y alrededores “si persisten vientos moderados del sudoeste”, aseguró un comunicado del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).

La nube de ceniza se mezcló con un frente de nubes que viaja de la región patagónica desde el océano Pacífico hacia el Atlántico. En las lugares afectados hubo reducción de la visibilidad. El daño que causan las cenizas que se meten en las turbinas de los aviones motivó que varias empresas aéreas dejaran de volar hacia esa zona. Se cancelaron vuelos a Bahía Blanca, Trelew, Neuquén y Bariloche. “El fenómeno afecta a los mencionados aeropuertos, pero además podría dificultar los vuelos a otros destinos del sur del país, ya que la lengua de humo y cenizas se mantiene sobre la mayoría de las rutas aéreas de la Patagonia”, informaron en Aerolíneas Argentinas y Austral.

Las Fuerzas Armadas chilenas tomaron ayer el control total de la zona del desastre y establecieron un radio de 30 kilómetros definidos como “críticos” y otro de 50 kilómetros de “seguridad” en torno del volcán.

Los cinco mil personas evacuadas fueron reubicadas en las ciudades de Osorno y Puerto Montt, al sur de Chile. A la Argentina llegaron más de mil pobladores que cruzaron la frontera y fueron –en colectivos y combis dispuestas especialmente para la emergencia– hacia Esquel y Bariloche.

La mayoría de los evacuados reside en localidades chilenas de Futaleufú y El Chaitén, convertidas en pueblos fantasmas habitado por perros y caballos. Según pudo saberse ayer, una veintena de personas resistió el pedido del gobierno chileno y se mantuvo en caseríos cercanos. El ministro chileno de Defensa, José Goñi, anunció la presentación de un recurso de protección ante la Justicia para obtener atribuciones de modo de evacuar “sí o sí”. “Queremos tener un instrumento legal que nos permita actuar en la protección de la vida”, explicó.

La erupción del Chaitén se encuentra en un “punto crucial, ya que puede evolucionar hacia un mayor colapso del edificio volcánico o en su defecto perder presión y estabilizarse”, lo que disminuirá progresivamente la actividad, evaluó desde Esquel el geólogo Alberto Caselli, jefe del departamento de Geología de la UBA. “El tipo de magma del Chaitén, de gran viscosidad, no podría formar una lava fluida, pero sí un flujo con temperaturas de 500 a 600 grados y desplazarse en forma de nube ardiente a 150 kilómetros por hora”, describió el experto, para quien “todo depende de la energía que el volcán Chaitén tiene aún por liberar”.

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