La huelga empezó a las 7 y sorprendió a la multitud que a esa hora viaja hacia su trabajo o a la escuela. Primero paró la línea A y en pocos minutos no andaba ningún subte, excepto la H. La medida de los trabajadores de subterráneos duró tres horas y se originó en un conflicto interno de los empleados afiliados a la Unión Tranviarios Automotor (UTA), quienes denunciaron a la conducción del gremio de realizar maniobras en la elección de delegados y de amenazar a quienes se les oponen. La protesta generó colas interminables en las paradas de colectivos, una altísima demanda de taxis y congestión de vehículos, porque muchos usuarios con movilidad propia optaron por sacar su auto para llegar a destino.

El delegado gremial de la línea D, Jorge Méndez, explicó que el paro fue una protesta contra “un sector” del gremio que “forzó una elección gremial para el personal de limpieza y el auxiliar, violando el estatuto, que dice que hay que convocarlas con diez días de anticipación para que todos tengan la oportunidad de postularse”. Según pudo saber Página/12, se trata de dos sectores tercerizados que están dentro del convenio colectivo y elegían por primera vez a sus representantes.

“Cuando los empleados fuimos a trabajar nos encontramos en la cabecera (en la estación Constitución) a un grupo de personas armadas con actitudes agresivas que por la fuerza intentan generar división con una elección fraudulenta de delegados”, relató Claudio Dellacarbonara, de la línea B. Por eso, ayer los trabajadores insistían en que no tenían condiciones de seguridad para volver a sus puestos.

“Hay decisión de Metrovías (la empresa concesionaria del servicio de subtes) de imponer por la fuerza a delegados que respondan a sus intereses, y es la misma gente que agredió a los trabajadores”, evaluó Dellacarbonara. Los agresores, según comentó este delegado, están “perfectamente identificados” y ya se han hecho las denuncias judiciales correspondientes. Pasadas las 8 se realizaron asambleas en distintas estaciones, mientras el delegado Néstor Segovia aseguraba que “no se sabe cuándo se va a levantar el paro, porque esto no fue planeado, fue de sorpresa, y ahora en asamblea les explicaremos la situación a los compañeros”.

Dos horas después se levantó la medida, luego de que el titular de la UTA, Roberto Fernández, anunciara oficialmente la suspensión de esos comicios para “facilitar la normalización urgente del servicio”. El dirigente consideró injustificado el paro al señalar que “no hay ningún problema con la empresa” Metrovías y que la UTA “quedó sorprendida por estos delegados de partidos de izquierda y gente extraña a la empresa que salieron a cortar los servicios una vez más, teniendo de rehenes a los usuarios”. También negó las denuncias de que sectores simpatizantes a su conducción hubieran agredido físicamente a sus compañeros. La disputa pasó al Ministerio de Trabajo, donde se reunieron las partes a las 19 para resolver el tema de las elecciones internas.

Durante toda la mañana los accesos a la Capital Federal desde la provincia de Buenos Aires registraron demoras de más de media hora por el intenso flujo de automóviles ante el paro de subterráneos. En todas las terminales de ingreso a Capital, como Puente Saavedra, Once, Liniers y Constitución se observaban largas filas de pasajeros a la espera de colectivos. El paro se realizó en la hora pico y tampoco dieron abasto los taxis. Fue por eso que muchos pasajeros optaron por completar a pie el trayecto hacia sus lugares de trabajo.