SOCIEDAD › EL TERREMOTO SACUDIó UNA PROVINCIA DE CHINA Y DEJó UN SALDO DE DIEZ MIL VíCTIMAS FATALES
El sismo, cuyo epicentro está a unos 1500 kilómetros de Beijing, sacudió la provincia de Sichuán en pleno horario laboral. Se derrumbaron fábricas y escuelas, y los rescatistas trataban de encontrar sobrevivientes. El auxilio no podía llegar porque las rutas quedaron cortadas.
La cifra se acercaba a los diez mil muertos, pero en realidad se alejaba, subía, porque fueron más –no se sabe aún cuántas– las víctimas del terremoto que asoló a la provincia china de Sichuán. Anoche, es decir, en la mañana de esa antípoda, los equipos de auxilio no podían llegar, los caminos estaban destrozados y, para colmo, una tormenta impedía que los helicópteros se acercaran. El sismo se sintió también en otras provincias, incluso en Beijing y en los rascacielos de Shanghai. Más de 800 alumnos de una escuela secundaria estaban atrapados bajo los escombros, luego de haber visto morir a 50 de sus compañeros. El temblor llegó a sentirse en zonas tan alejadas como Pakistán y provocó pánico, aunque no víctimas, en Beijing y Shanghai.
El sismo alcanzó los 7,8 puntos en la escala Richter y su epicentro se situó –a diez kilómetros bajo tierra– en el distrito de Wenchuán, a 93 kilómetros de Chengdu, capital de la provincia de Sichuán. Se produjo a las 14.28 del lunes –3.28 de la madrugada en la Argentina–.
En la mañana de hoy –la noche de ayer en la Argentina–, la zona más afectada seguía resultando inaccesible. La agencia China Nueva relató que un equipo de rescate tuvo que detenerse 90 kilómetros antes de su destino porque los caminos, en esa región montañosa, estaban bloqueados por los derrumbes.
“Hacemos lo que podemos, pero las carreteras están cubiertas de piedras y grandes rocas”, contó Li Chongxi, responsable del equipo de ayuda.
Además, según la cadena de televisión china CCTV, las autoridades enviaron cuatro helicópteros, pero las fuertes lluvias que caían sobre la zona les impidieron llegar.
El terremoto tuvo lugar en pleno horario laboral y muchos edificios se derrumbaron sobre las personas que se hallaban en ellos. Anoche la cifra admitida de muertos se acercaba a los diez mil y se estimaba por lo menos la misma cantidad de heridos.
Sólo en el distrito de Baichuan, en el centro de la provincia, se calculan entre 3000 y 5000 muertos y 10.000 heridos; el 80 por ciento de las edificaciones quedó destruido, según la agencia estatal Xinhua.
En la ciudad de Dujiangyan, a unos cien kilómetros del epicentro, se derrumbó un edificio de tres pisos donde funcionaba una escuela secundaria: 50 alumnos murieron y 850 seguían atrapados entre los escombros. “Algunos estudiantes luchaban para salir, otros gritaban pidiendo ayuda –según el corresponsal de la agencia Xinhua–. Dos chicas lograron escapar porque, contaron después, ‘corrimos más rápido que los demás’.”
Wen Jiabao, primer ministro chino, se hizo presente en la zona afectada y habló con los padres de los chicos: “Incluso si sólo hay un uno por ciento de posibilidades, haremos todo lo posible por sacarlos de ahí”, afirmó. Hu Jintao, presidente de China, ordenó al ejército que llevara ayuda “urgente”. Faltan menos de tres meses para los Juegos Olímpicos de Pekín y las autoridades chinas se muestran muy sensibles a la imagen internacional que puedan suscitar.
Además, en Dujiangyan se derrumbaron un hospital y dos fábricas de productos químicos. En éstas, cientos de empleados estaban sepultados y más de 6000 vecinos fueron evacuados por causa de los escapes tóxicos.
En Chengdu, ciudad de 11 millones de habitantes, capital de la provincia de Sichuán, murieron por lo menos 45 personas y 600 quedaron heridas. Muchos edificios fueron dañados y casi todos los vidrios estallaron. Las líneas telefónicas colapsaron y el aeropuerto internacional estuvo cerrado todo el lunes y fue reabierto en las primeras horas de hoy. La mayor parte de la población pasó la noche en los parques, los estadios deportivos o las plazas, por miedo a las réplicas.
Funcionarios de la región militar de Sichuán anunciaron que 6000 soldados habían empezado a trabajar en operativos de auxilio y el gobierno central anunció una partida de 200 millones de yuanes (29 millones de dólares) para auxiliar a los damnificados.
En Beijing, la capital china, a unos 1500 kilómetros del epicentro, pudo sentirse una réplica de 3,9 grados Richter de magnitud, especialmente en el barrio de Tongzhou, sin que se registraran víctimas. Las instalaciones construidas para albergar, en agosto, los Juegos Olímpicos no sufrieron daños.
El fenómeno también se sintió en Shanghai, donde muchos edificios fueron evacuados y miles de personas salieron a las calles. “¡La torre se movió!”, gritaban los ejecutivos al autoevacuarse de la Jinmao Tower, el edificio más alto de Shanghai. El movimiento también pudo advertirse en Bangkok, capital de Tailandia, y Taipei, capital de Taiwán, así como en Vietnam y Pakistán.
Se considera que éste es el peor terremoto que haya sufrido China desde 1976, cuando un sismo, también de 7,8 grados de magnitud, tuvo su epicentro en la ciudad de Tangshan, a unos 200 kilómetros de Beijing, y causó más de 240.000 muertos.
George W. Bush, presidente de Estados Unidos, aseguró que su país “está listo para ayudar de todas las formas posibles” y que “el pueblo estadounidense está, con el pensamiento y con la oración, junto al pueblo chino”. Un portavoz de las Naciones Unidas aseguró que la entidad internacional “está lista para apoyar al gobierno de China en su labor de respuesta a las necesidades humanitarias provocadas por el desastre”. La Argentina, en un comunicado firmado por el canciller Jorge Taiana, hizo llegar “un mensaje de solidaridad a los familiares de las víctimas y a todo el pueblo de ese país, con el que mantenemos intensas relaciones de amistad y cooperación”.
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