SOCIEDAD
Un nuevo método contra el cáncer promete éxito
El tratamiento desarrollado en Estados Unidos tuvo resultados alentadores para curar el cáncer de piel a partir de células producidas por el paciente. Podría extenderse a otros casos.
› Por Pedro Lipcovich
Se empezó a probar sobre seres humanos, y con resultados alentadores, un nuevo método para curar el más mortífero de los cánceres de piel, a partir de células inmunitarias producidas por el propio organismo del paciente. El tratamiento –desarrollado por especialistas del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos– está todavía en una etapa experimental y fue aplicado a un grupo de pacientes que no habían respondido a las terapias ya aceptadas. Pero presenta un interés especialísimo, tanto hacia el futuro como hacia el pasado: hacia el futuro, porque sus resultados podrían llegar a extenderse a distintas formas de cáncer e incluso a otras enfermedades, como el sida; también hacia el pasado, porque, en el avance hacia este gol científico intervinieron jugadores de diversos lugares del mundo: antes de entrar al área la pelota picó por sectores tan distintos como los ratoncitos de laboratorio y los “chicos de la burbuja”, y la tocaron desde lugares tan distantes como Italia o Israel; y en la Argentina, también, se prepara un saque lateral.
El estudio fue dirigido por Steven Rosenberg y los resultados se publicaron ayer en la prestigiosa revista Science. Su punto de partida fue el hecho de que el organismo humano efectivamente produce células que atacan los tumores malignos. Se trata de una variedad de linfocitos y se llaman TIL: tumor infiltrating lymphocytes. Cuando estos combatientes tienen éxito, el tumor no llega a desarrollarse. Cuando el tumor logra prosperar, los TIL también se infiltran en él, aunque en vano. Desde hace más de diez años, el equipo de Rosenberg trataba de ayudar a los TIL.
Lo primero que hicieron fue retirar linfocitos TIL de los tumores y cultivarlos en laboratorio, agregándoles sustancias como la “interleuquina-12”, que contribuye a que se multipliquen. Así fortalecido el ejército, se lo volvía a inyectar en el organismo y, sí, sucedía que los TIL, en mayor cantidad, iban a localizarse en los tumores y metástasis.
Pero duraban poco. Porque, aunque fueran más que antes, eran pocos en comparación con el resto de los linfocitos del organismo, que no son TIL y no saben pelear contra los tumores. Se producía entonces una suerte de lucha por la vida entre los TIL y los otros, donde aquéllos terminaban siendo eliminados.
Algo parecido había pasado con el tratamiento de los “chicos de la burbuja”, que, por deficiencias inmunitarias, debían vivir en un ambiente esterilizado. Desde 1990 se empezó a tratar una causa de esta enfermedad, extrayéndole al paciente glóbulos blancos para reinyectárselos modificados; pero éstos, muy inferiores en número al resto de los glóbulos blancos, terminaban perdiéndose. La solución –que en junio pasado anunciaron investigadores de Italia y de Israel– fue, antes de inyectar los glóbulos mejorados, administrar drogas que destruyeran buena parte del resto de los glóbulos blancos: así, los nuevos sobrevivían.
La misma solución se anunció ayer para los TIL; antes de inyectárselos al paciente, se le administran drogas que reduzcan la cantidad total de linfocitos. Con este procedimiento, “hemos multiplicado células TIL en el cuerpo hasta cifras nunca alcanzadas”, anunció Rosenberg.
La nueva técnica se ensayó en 13 pacientes que padecían melanoma avanzado, con metástasis y resistente a los tratamientos convencionales. En seis de ellos, los tumores se redujeron más del 50 por ciento; en dos, la disminución superó el 90 por ciento. En otros cuatro pacientes, la reducción sólo alcanzó a algunos tumores, y en tres pacientes no hubo resultados.
El investigador argentino José Mordoh –jefe de cancerología en la Fundación Campomar– advirtió que “estos datos valen para un pequeño número de pacientes y deben ser confirmados”; además, “esta terapia, en principio, se dirige a estados avanzados de la enfermedad”, y sus costos son todavía superiores a los que admite la clínica. Es sólo un comienzo, pero promisorio: según el artículo en Science, “este abordaje presenta nuevas posibilidades, tanto para enfermos de cáncer como para pacientes con sida y otras enfermedades infecciosas”.
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