SOCIEDAD › EL LIDER DEL CLAN PUCCIO SALIO DE PRISION CON LIBERTAD CONDICIONAL
Después de 23 años de prisión, le concedieron la libertad condicional. Salió de la Colonia Penal de Santa Rosa, La Pampa. Fijó domicilio en General Pico y planea en un tiempo reinstalarse en San Isidro. Los familiares de sus víctimas protestan.
Ya lo había dicho, su corazón estaba puesto en San Isidro. En la casona de Martín y Omar, y 25 de Mayo. Lo había dicho él y ahora lo anunciaba Héctor Villegas, pastor del templo evangélico Biblia Abierta, de Santa Rosa, La Pampa, donde el viejo Arquímedes pernoctó fuera de prisión por primera vez desde que en 2004 lo devolvieran tras las rejas después de haber violado por segunda vez su detención domiciliaria. El viejo Arquímedes, Arquímedes Puccio, para más datos, tenía su colchón sobre el piso, en un cuarto del templo que comparte con otros seis ex presidiarios y fieles evangelistas. A los 79 años, el viejo Arquímedes comenzó a recorrer el camino de la libertad condicional después de haber sido condenado a perpetua y cumplido 23 años y dos permisos de detención domiciliaria truncos. A 600 kilómetros de allí, los familiares de dos de sus víctimas, Rogelia Po-zzi (viuda de Eduardo Aulet) y Alicia Betty de Naum (viuda de Emilio Naum) clamaban justicia, aunque fuera ésta la que se estaba aplicando.
El juez de Ejecución Penal porteño Sergio Delgado fue quien dispuso la libertad condicional después de que Puccio cumpliera casi 23 años efectivos de prisión de la perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado, con que lo habían condenado por los secuestros y asesinatos de Eduardo Aulet, el 5 de mayo de 1983, y de Ricardo Manoukian, el 22 de julio de 1982; y el secuestro de Nélida Bollini de Prado, el 23 de julio de 1985, quien fue rescatada por la policía, en cautiverio, en el sótano de la casona de Martín y Omar.
El trámite de la libertad condicional fue iniciado a pedido de la defensa de Arquímedes, y dictaminado en forma favorable por la Fiscalía de Ejecución Penal porteña, a cargo del fiscal subrogante Jorge Andrades, quien por licencia reemplaza al fiscal Oscar Hermelo, que siempre estuvo a cargo de la causa y fue quien pidió en dos oportunidades que fuera cancelado el permiso de salidas y de detención domiciliaria y regresado a prisión. La primera en 2003, cuando con detención domiciliaria fijada en una casa de El Talar de Pacheco fue detectado por vecinos y filmaciones saliendo de paseo y haciendo trámites. La segunda, en 2005, cuando en un boliche ubicado frente al penal abierto de General Pico, los dueños lo detectaron manoteando dos sobrecitos de sopa que guardó en el bolsillo de su campera, lo que irremisiblemente le significó la pérdida de las salidas transitorias.
Ahora, el fiscal Andrades dictaminó que se había extinguido la “temibilidad” del condenado y que ya no creía que volviera a delinquir. No eran de la misma opinión Rogelia Pozzi, viuda de Eduardo Aulet, ni Alicia Betty de Naum. “Esta decisión es una vergüenza porque Puccio no puede estar en libertad porque va a seguir secuestrando, ya que es lo único que sabe hacer”, dijo Po-zzi. “Haré todo lo que pueda para que vuelva a la cárcel”, sostuvo Betty de Naum.
Arquímedes Puccio abandonó la Colonia Penitenciaria 4 de Santa Rosa pasadas las 20 del miércoles. Lo hizo de un modo particular: en el baúl del auto del pastor Villegas, quien lo trasladó hasta el templo evangélico. Allí, seis ex presos y fieles evangelistas protegieron a Arquímedes de los molestos periodistas. Durmió en un colchón echado sobre el piso, en el mismo cuarto junto a los otros seis ex presidiarios.
“Por ahora lo único que necesita y quiere Puccio es tranquilidad”, dijo Villegas y señaló que “su idea es volver a General Pico y luego de permanecer allí por unos días se marchará a un campo de la provincia de Buenos Aires que es propiedad de un amigo o bien a San Isidro, lugar por el que tiene un afecto especial”.
Efectivamente, al mediodía Puccio se dirigió a la sede del Banco Hipotecario, en Santa Rosa, para cobrar los haberes que paga el Servicio Penitenciario Federal, luego volvió a Biblia Abierta para almorzar pizzas con el pastor y sus fieles. Y luego, por la tarde, Arquímedes Puccio abordó un viejo Renault 12 blanco que lo trasladó hacia General Pico, donde planea instalarse temporalmente hasta recobrar fuerzas por la muerte de su hijo Alejandro, a fines de junio.
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