SOCIEDAD › ALLANAMIENTOS EN UN COUNTRY Y EN PUERTO MADERO POR LOS DOS COLOMBIANOS ASESINADOS EN UNICENTER
Los dos ciudadanos colombianos acribillados en el estacionamiento del shopping de Martínez vivían en un lujoso departamento de Puerto Madero. El sobreviviente, que quedó preso, en un country de Pilar. Hallaron siete balazos en cada uno de los cuerpos.
“Encontramos mucha documentación”, dijeron anoche los investigadores, luego de allanar el chalet del country donde vive el único sobreviviente del tiroteo del shopping de Martínez y el lujoso departamento de sus dos compatriotas colombianos asesinados en Puerto Madero. Las hipótesis del caso surgen de esos documentos, la filmación del estacionamiento donde sucedió el hecho y otros asesinatos que podrían estar relacionados. Por ahora, policías y fiscales están seguros de una sola cosa: detrás hay (mucha) droga de por medio. Julián Andrés Jiménez Jaramillo, el sobreviviente, quedó detenido y no habló.
Ayer, la policía logró identificar a los cuerpos de los dos presuntos socios de Jiménez Jaramillo, luego de reconstruir la balacera que comenzó cuando un sicario bajó de una moto y les disparó con una pistola automática calibre 40 (considerada como un arma de guerra). El primero en morir, ahí mismo en el sector G2 del estacionamiento del shopping Unicenter de Martínez, se llamaba Jorge Alexander Quintero Gartner. Su compatriota era Héctor Duque y falleció en el hospital de San Isidro, mientras agonizaba les juró a los policías que era chileno. Más tarde el fiscal Diego Grau, de la Unidad Funcional de Instrucción de Martínez, constató que el moribundo mentía.
Jiménez Jaramillo se salvó porque estaba dentro del auto, un Volkswagen Vento negro que estaba siendo investigado por una causa de narcotráfico. El fusilamiento quedó registrado en las cámaras de seguridad de Unicenter y, según fuentes judiciales, “las imágenes demuestran claramente que el asesino se acercó directamente para matar: a los dos heridos que cayeron los remató por la espalda con lo que los tiradores llaman ‘doble tap’, es decir, dos tiros consecutivos”. Como el asesino disparó desde la puerta del acompañante, Jiménez Jaramillo logró huir hacia el shopping mientras sus compañeros eran ultimados. Allí pidió ayuda a los guardias de seguridad, luego fue trasladado a la Delegación de Investigaciones de San Isidro. “El hombre que se presentó en la seccional dijo que temía por su vida y pedía protección, pero no explicó por qué fueron atacados a balazos”, señaló luego un jefe policial.
El sicario, aseguró una alta fuente del Ministerio de Seguridad bonaerense, “actuó con tanta frialdad que se fue caminando entre el público”. En la filmación también se registró lo relatado por algunos testigos (había casi 50 personas en esa parte del estacionamiento) que dijeron que al asesino lo pasó a buscar un cómplice que conducía otra moto, en la que escaparon a toda velocidad. Sin embargo, las imágenes de video no son buenas, debido a la distancia a la que filmaron lo sucedido y a la oscuridad (el hecho ocurrió a las 20.30). “No se puede ver el rostro del asesino, ni siquiera si estaba a cara descubierta, con pasamontaña o un casco”, dijo uno de los investigadores.
“Hay que tener audacia y sangre fría para matar a dos personas y rematarlos en la cara”, manifestó Paulo Starc, subsecretario de Investigaciones e Inteligencia del Ministerio de Seguridad bonaerense. Luego de las autopsias de las dos víctimas, hechas ayer al mediodía en la morgue del hospital de San Fernando, se determinó que en cada cuerpo había siete balas. El sicario usó tres cargadores y en el peritaje hecho en el estacionamiento se encontraron nueve vainas y cinco proyectiles.
Todas las fuentes consultadas por este diario aseguran que se trató de un crimen mafioso por encargo o un ajuste de cuentas. Nadie duda de que hay una relación con el narcotráfico, al punto que ayer los voceros del Ministerio de Seguridad bonaerense aseguraban que hasta los agentes de la DEA (Drug Enforcement Administration) habían llamado para pedir información sobre los colombianos atacados. Luego de los allanamientos, se supo que los finados habían entrado y salido del país, vía Uruguay, varias veces; Jaramillo estaba en el país con una residencia provisoria desde hacía seis meses y esta semana debería volver a Colombia.
Ayer por la tarde fue tomando forma una versión que involucra este caso con un crimen ocurrido el 3 de marzo pasado. Ese día, fueron encontrados dos hombres asesinados a balazos, descuartizados y quemados dentro de un utilitario Fiat Fiorino en la esquina de Bolívar y Godoy Cruz de La Tablada, en el partido de La Matanza. “Es una de las tantas líneas investigativas que estamos siguiendo, pero es todo muy prematuro. En ese caso, después de tomar las huellas dactilares se determinó que eran dos colombianos que habían desaparecido de ese país”, recordó Starc. El superintendente de la Policía Bonaerense, Daniel Salcedo, coincidió: “Hay un enlace entre las fiscalías que intervinieron en uno y otro caso y estamos determinando hasta qué punto pueden tener vinculación con otro tipo de delito”.
Las otras líneas se dirigen hacia tres grandes procedimientos de secuestro de cocaína que realizaron este año. Uno de ellos tuvo lugar en Avellaneda, el 9 de mayo pasado, cuando la Policía Bonaerense decomisó 470 kilogramos de cocaína en un estacionamiento y un domicilio particular. Según la policía, los narcos colombianos ya estaban en la mira desde ese operativo, en el que, después de un tiroteo, fueron detenidas cuatro personas: un matrimonio de colombianos, un uruguayo y un paraguayo. También hay sospechas de un posible vínculo con otro operativo, realizado en las cercanías del puerto de Zárate-Campana (ver aparte), donde se secuestró cocaína simulada en tarros de membrillo. Anoche, los investigadores intentaban descubrir qué tipo de vínculo había entre el sobreviviente y los dos hombres asesinados.
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