SOCIEDAD › EL HALLAZGO PRELIMINAR DE LA MISIóN PHOENIX DESALIENTA LA POSIBLE EXISTENCIA DE VIDA
Según informaron ayer científicos de la NASA, habrían encontrado en el planeta restos de perclorato, una sustancia altamente tóxica cuya presencia no sería compatible con la vida. Aún no se sabe su origen.
› Por Adrián Pérez
Cuando todos los indicios hacían creer que la expedición Phoenix –que comenzó su relevamiento de Marte el 25 de mayo pasado– había dado con restos de hielo congelado en el subsuelo marciano, que volvería “amigable” al planeta rojo con las posibilidades de vida, un equipo de científicos de la NASA comunicó ayer que la misión se topó con restos de perclorato, un compuesto químico tóxico cuya presencia sería incompatible con la actividad biológica. El perclorato se utiliza, en la Tierra, como material para producir pirotecnia, en la elaboración de explosivos y de combustible sólido de cohetes, además de emplearse como herbicida.
Todas y cada una de estas aplicaciones hacen del perclorato un agente para nada amigable con las posibilidades de vida, por ser una sustancia salina con un alto grado de oxidación y toxicidad. De confirmarse finalmente este anuncio, las chances de probar que alguna vez pudo haber vida en ese planeta podrían verse sensiblemente opacadas.
En relación con el descubrimiento de la sustancia en Marte, Peter Smith, investigador en jefe de la nave Phoenix, se mostró sorprendido cuando dijo que “una anterior medición de los materiales de la superficie era consistente, pero no concluyente sobre la presencia de perclorato”. Y agregó que “un análisis inicial sugirió que el suelo era similar al que hay en nuestro planeta, pero exámenes más exhaustivos han revelado aspectos no terráqueos de su composición química”.
PáginaI12 consultó a Mariano Ribas, coordinador del Area de Astronomía del Planetario Galileo Galilei, quien aseguró que “encontrar agua congelada no fue una gran sorpresa porque Phoenix descendió donde la sonda norteamericana Mars Oddisey –actualmente en funcionamiento– lo había hecho años atrás”.
Según Ribas, los datos aportados por Oddisey “indicaban que ese terreno del Artico marciano era rico en hielo de agua subterránea”. Sobre la labor de Phoenix, afirmó que hasta el momento “el único aporte indiscutible, confirmado y concreto de la sonda norteamericana es el hallazgo de agua en los primeros centímetros del subsuelo de Marte, certeza que se obtuvo a partir de una muestra tomada que fue calentada en un horno interno en la nave. Es decir, la evaporación de esta sustancia blanca confirmó que se trataba de agua congelada”.
Ribas agregó que la vida útil de la nave “difícilmente se extienda hasta fin de año, con lo cual no tiene mucho margen para realizar análisis”. Sobre los estudios físico-químicos de las sustancias presentes en el suelo, más allá del agua, los resultados han sido pocos y no del todo concluyentes: el hallazgo de perclorato forma parte de análisis preliminares y todavía no se pudo identificar cómo se formó. No serían restos del cohete propulsor que, para su aterrizaje, utilizó hidrazina como combustible.
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