En las páginas de promoción de San Telmo como lugar turístico por excelencia, el gobierno porteño resalta que el barrio se caracteriza por conservar “casas de la época colonial, casonas de adobe y ladrillos viejos, veredas estrechas, algunas esquinas sin ochavas y calles empedradas”. Deseosos por conservar ese estilo de vida, un abogado porteño y una organización vecinal presentaron recursos de amparo ante la Justicia de la ciudad porque afirman que las autoridades del gobierno porteño quieren modificar el paisaje urbano no sólo de San Telmo sino también de Palermo, Belgrano y de otros barrios, donde ya se están levantando las calles de adoquines históricos y ensanchando las veredas que son reivindicadas en la propaganda turística. Consultados por PáginaI12, voceros de los ministerios de Ambiente Público y de De-sarrollo Urbano de la ciudad afirmaron que los planes en marcha, uno de los cuales se denomina Prioridad Peatón porque ensancha las veredas, “respetan la opinión de los vecinos que se niegan a que se saquen los adoquines” y “contemplan lo estipulado en la ley 65, que protege el adoquinado en las zonas de patrimonio histórico o donde hay monumentos históricos”.

A pesar de la palabra oficial, el abogado Javier Miglino presentó ayer un recurso de amparo ante la Cámara en lo Contencioso Administrativo y Tributario para que “se detenga la destrucción del adoquinado porteño” en tres barrios porteños. Consultado por este diario, Miglino precisó que ya se advierte “la eliminación de adoquines en las calles Defensa, en San Telmo; Fitz Roy, en el barrio de Palermo, y en las calles Roosevelt y Manuel Ugarte, en torno de la plaza Alberti, en el barrio de Belgrano”. Vecinos de Parque Chacabuco, Flores, Boedo y Caballito aseguraron que ya están en marcha trabajos destinados a tapar con una capa de cemento los adoquines existentes en tramos de las calles Gregorio de Laferrère, Baldomero Fernández Moreno o Constitución, entre otras.

Miglino consideró que es “una amenaza” el plan de bacheo y pavimentación ordenado por el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, porque no respetaría la ley 65 denominada de pavimentos originales, que sostiene que “las vías circulatorias o secundarias, adyacentes o circundantes a lugares históricos de la ciudad de Buenos Aires, cuyo solado se encuentra ejecutado con empedrado o adoquinado, deben ser mantenidas con esos mismos materiales”. Por lo tanto, las reparaciones deben realizarse “con adoquines o empedrado para mantener la continuidad del paisaje urbano” en los barrios de San Telmo, Palermo y Belgrano.

El abogado defendió el empedrado, además de las cuestiones históricos, por ser “más seguro y menos peligroso en los días de lluvia, además de tener ventajas de tipo ecológico porque el asfalto, en contacto con el agua, produce emanaciones tóxicas. Por otro lado, reduce la velocidad del tránsito y eso es positivo”. Mencionó, como ejemplos de respeto del patrimonio histórico, a ciudades como Ibiza, en España, o Colonia del Sacramento, en Uruguay, que conservan su casco histórico y sus calles de empedrado. El segundo recurso de amparo fue presentado la semana pasada por la organización vecinal Basta de Derrumbes.

Santiago Pusso, en nombre de la entidad, le dijo a PáginaI12 que ellos analizaron el texto de las licitaciones realizadas por el gobierno porteño para la repavimentación de la calle Defensa. “Lo que se planea es una réplica de lo que se está haciendo en la calles San Martín y Reconquista y en el Pasaje Carabelas. Esto supone nivelar la calzada con las veredas, cambiando los adoquines originales por un adoquinado plano, cortado a máquina, igual al que se puso en la parte peatonal de la calle Perú”.

Pusso aclaró que los vecinos no se oponen a que las calles se conviertan en peatonales. “Lo que nosotros cuestionamos es que se quiera modificar la traza urbana de la época de la Colonia. Hay otros lugares de la ciudad que corren el mismo riesgo, como el Boulevard Olleros, que lo iban a repavimentar y ahora dicen que lo van a arreglar sin tocar los adoquines. No nos oponemos a la restauración, pero sí a la eliminación del adoquinado”, insistió Pu-sso. “Eso es lo que queremos para San Telmo, para Defensa, para los pasajes Giuffra o San Lorenzo. Queremos que se respete el área de protección histórica. Estamos a favor de que se ponga en valor al barrio, que se lo restaure, pero que no se ensanchen las veredas ni se toquen los adoquines históricos.”

En este sentido, Pusso recordó que “los adoquines llegaron a Buenos Aires como lastre en los barcos. Las embarcaciones tenían que tener un peso determinado para poder cruzar los mares. No podían navegar vacíos, por eso los llenaban de adoquines. Esos adoquines luego quedaban en la ciudad de Buenos Aires y eran reemplazados, en las bodegas, por el trigo. Es cierto que otros adoquines vinieron de las canteras locales, pero hay muchos que guardan una historia muy rica que no puede ser menospreciada”.

A todo esto, voceros de los ministerios de Ambiente Público y de Desarrollo Urbano insistieron en que los adoquines “no serán sacados ni tapados” y que se hará “un trabajo artesanal de reparación”. De todos modos, vecinos de distintos barrios aseguraron a este diario que el proceso de eliminación de los adoquines ya comenzó.