Sáb 13.09.2008

SOCIEDAD  › ESTABA DIRIGIDA A UN PROVEEDOR DE INSTRUMENTOS MEDICOS DE HAEDO

El misterio de la encomienda-bomba

La correspondencia fue dejada en la vivienda el miércoles a la noche. Ayer la abrió un hermano del destinatario: le estalló en las manos y le provocó la pérdida de dos dedos y heridas graves. No hay pistas sobre el móvil del ataque.

El paquete tenía una identificación del Correo Argentino, pero no fue entregado por un cartero, sino que quedó en la puerta de la vivienda. No llamó demasiado la atención de los dueños de casa, que lo entraron pero no lo abrieron, a la espera de que llegue el destinatario. La caja estalló ayer en las manos de un hombre de 32 años, uno de los dueños de casa, hermano de quien debía recibir el paquete. Sufrió quemaduras en sus manos, en el torso y en la cara, perdió dos dedos de la mano derecha y quedó internado en terapia intensiva, en estado grave. Nadie podía explicar los motivos de la carta bomba, dirigida a Martín Lubinsky, proveedor de instrumentos médicos a laboratorios. Martín vive con su madre y dos hermanos, uno de los cuales resultó herido. Por el momento, los investigadores no encuentran vinculaciones del atentado con el triple crimen relacionado con el tráfico de efedrina.

El hecho ocurrió ayer alrededor de las 11.30, en la vivienda de Juan B. Justo 283, en Haedo, partido de Morón, en el oeste del Gran Buenos Aires. El explosivo hirió de gravedad al hermano de un ingeniero químico, proveedor de instrumentos médicos, el destinatario del paquete. Además, en el remitente figuraba el nombre de un laboratorio extranjero, de nombre inglés, que se mantiene en reserva.

El paquete, del tamaño de una carta y de diez centímetros de espesor, había llegado en la noche del jueves en un envoltorio similar al del Correo Argentino. Su familia lo recogió, pero como Martín no volvía esa noche, no lo abrieron y al día siguiente le avisaron. Fue entonces cuando el destinatario le pidió a su hermano Sebastián que lo abriera. “Fue increíble la onda expansiva”, señaló Daniel, el tercer hermano. Apenas estalló el artefacto, Sebastián perdió dos dedos de la mano derecha y no hubo posibilidad de salvarlos.

La víctima es un ingeniero electrónico y trabaja en la empresa Hewlett Packard. Padeció las peores heridas, ya que el menor de los Lubinsky, Nicolás, que también estaba en la casa, sufrió algunas lesiones leves. Fue internado de urgencia en el Hospital de Haedo. Anoche, Alberto Maceira, director del establecimiento, informó a la prensa que “la ambulancia lo trajo con un politraumatismo importante, tenía una esquirla que le rompió la arteria, y eso afortunadamente se pudo reparar, pero es un paciente que está en estado crítico”. Sebastián quedó en terapia intensiva.

Daniel aseguró “que nunca recibimos una amenaza”. Sin embargo, según pudo saber este diario, los investigadores no descartan una sospecha de la familia Lubinsky que relaciona el ataque con el juicio laboral con una empresa por una indemnización de 60 mil pesos. “Mi hermano Martín vende instrumental para clínicas, laboratorios y sanatorios. Tenemos miedo y voy a hablar con un juez para pedir una custodia”, dijo Daniel en declaraciones a la prensa.

Una fuente de la DDI de Morón, en diálogo con este diario, se limitó a señalar que por el momento no descartan ninguna línea de investigación, aunque descartó que el ataque esté relacionado con el crimen de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, en General Rodríguez y a la causa sobre narcos mexicanos que elaboraban drogas en un laboratorio montado en una casaquinta de Ingeniero Maschwitz.

Según Daniel, Martín no conoce a ninguno de los jóvenes empresarios asesinados. Sin embargo, el abogado de las viudas de los empresarios, Miguel Angel Pierri, no descartó que el caso pueda estar relacionado con el triple crimen, que estuvo vinculado con el tráfico de efedrina.

Durante la tarde de ayer trabajaban en la vivienda expertos de la Policía Científica de la Policía Bonaerense para poder determinar, entre otros elementos, el tipo de explosivo utilizado. Mientras se aguardan los peritajes, un jefe policial confirmó que el artefacto “tenía un explosivo muy potente”.

“Estamos en plena etapa de investigación, tratando de establecer a qué se dedicaban los destinatarios y quién la pudo haber dejado en el lugar”, dijo el investigador. El policía se mostró cauto respecto de la relación del hecho con la pesquisa que se realiza por los narcos mexicanos. “Vamos a trabajar en todas las hipótesis, por el momento no tenemos ningún elemento que vincule esta causa con el crimen de General Rodríguez”, aclaró el policía. La investigación está a cargo del juez federal de Morón Juan Pablo Salas y de la DDI de Morón.

Por lo pronto, el juez federal Federico Faggionato Márquez, a cargo de la investigación de los narcos mexicanos, recibió ayer una llamada anónima e intimidatoria (ver página 16). Una voz le advirtió que iba a recibir “un paquete”, revelaron fuentes del caso, aunque negaron que en la llamada le hayan dicho que iba a recibir un paquete-bomba, como la que explotó en Haedo.

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