Mié 09.10.2002

SOCIEDAD  › SENTENCIA POR EL CASO DOLLI Y ADVERTENCIA AL SPF

Un juicio con dos condenas

El tribunal condenó a 20 años a un carcelero por matar a un policía. Además, advirtió al Servicio Penitenciario Federal que está acreditada la “salida de internos para delinquir”.

El juicio por el robo y el fusilamiento de un policía frente al restaurante Dolli terminó ayer con una condena a 20 años de prisión para el carcelero acusado del crimen, pero sobre todo para el propio Servicio Penitenciario Federal. El presidente del Tribunal Oral 5 lo dijo ayer casi al terminar de leer la sentencia: “Que se comunique al director del SPF que está acreditada la salida de internos alojados en dicha institución para delinquir en connivencia con funcionarios de ese servicio”.
El proceso que ayer culminó con la condena a 20 años para el ex guardia Christian Franco por el homicidio del policía que custodiaba Dolli estuvo lleno de referencias al proceder ilegal al interior de la cárcel de Devoto. Tras el juicio, Alejandro Hebert Núñez recibió una pena de ocho años, pero por un robo anterior cometido mientras debía estar encerrado en su celda de la vieja Caseros. Los ladrones Oscar Chazarreta y Pablo Argarañaz, para quienes la fiscalía había pedido condena por el homicidio, saltaban ayer de alegría por el año y seis meses que los jueces les impusieron en calidad de encubridores. Zafaron de la acusación de homicidio, que según el criterio del fiscal les hubiera aumentado sus actuales condenas por robos hasta a 43 años.
El supuesto robo al restaurante de la famosa cocinera que ahora viaja por el continente preparando exquisiteces regionales dio para que se refrescara el escándalo que envolvió al SPF cuando se supo, a través de las declaraciones de presos, que éstos salían para robar. Así lo volvió a contar en la imponente sala del Palacio de Tribunales Alejandro Hebert Núñez, el único de los que han reconocido que robaban para el Servicio que sigue vivo. Fue Núñez quien señaló al ex penitenciario Franco, alias “Sapo” –cara redondeada, ojos saltones– de participar de la mafia carcelaria y del fusilamiento del policía. Núñez juró en el juicio que Maximiliano Noguera, un preso asesinado luego en su celda, actuó junto a Franco en el supuesto asalto a Dolli. Dijo que Franco usó una pistola High Power 9 milímetros, y que Noguera usó un FAL del SPF. En el lugar se encontró un cargador de FAL que se le cayó a la banda cuando escapaba. Porque, en realidad, también quedó demostrado tras una semana de audiencias, nunca hubo un robo en Dolli. El operativo del 18 de setiembre del ‘99 parece haber sido algo más parecido a lo que Núñez ya había definido como un “apriete”.
Ayer a la mañana, los acusados tuvieron la posibilidad de hablar por última vez ante los jueces. Uno tras otro se negaron a hacerlo. El único que aceptó, y sólo para decir que era inocente, fue Franco. Pasadas las siete de la tarde, después de un cuarto intermedio que se extendió con más de dos horas de espera de abogados, periodistas y los familiares de acusados y víctima, el presidente del tribunal leyó su condena a 20 años por el homicidio del policía. Su madre, Beatriz Miño, una morena que esperaba ansiosa junto a su hija, se llenó de ira: “Mi hijo es un chivo expiatorio del Servicio Penitenciario Federal. Con su condena pretenden tapar los grandes robos de los grandes jefes del servicio”, le dijo a Página/12 mientras caminaba hacia la puerta del edificio y los guardias se llevaban a su hijo esposado.
Los parientes que festejaban eran los de los acusados Argarañaz y Chazarreta. Es que los muchachos tenían un pedido desmedido por parte del fiscal Horacio González Warcalde, que anteayer solicitó para ellos la condena por la “participación necesaria” en el homicidio de Juárez de ambos, lo que implicaba sumarle 25 años a los 20 y tantos que tenían como condenas por otros robos, privaciones ilegales de la libertad y uso de armas de guerra. Los dos ladrones estaban señalados también por Núñez como presentes en el fusilamiento frente a Dolli. Ellos, según el preso, esperaban en un automóvil Renault Clío que el Sapo Franco y Noguera terminaran con la faena. Además, participaron de un raid en el que antes de Dolli habían robado otros dos lugares. Si ayer los jueces hubieranconsiderado que fueron partícipes necesarios del crimen, la penas les habría llegado a los 43 años. Pero como el tribunal solo los consideró responsables del encubrimiento y les dio 1 año y seis meses de cárcel, les llegaron a penas unificadas de 25 y 24 años.
El que también la sacó barata fue el preso estrella: Alejandro Núñez. Con chaleco antibalas, recibió con una sonrisa los ocho años que le impuso el tribunal por un robo calificado que reconoció haber cometido la noche del 17 de setiembre del 98, horas antes de que sus compañeros Franco, Chazarreta y Argarañaz fueran hasta el restaurante de Recoleta a hacer “un apriete”. Aunque el apriete todavía no se sepa para quién era. Sumándole las condenas anteriores por un robo y tenencia de drogas, su pena quedó en 18 años de los que lleva cuatro cumplidos.

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