SOCIEDAD › PIDIó QUE DECLARE EL JOVEN QUE ADMITIó HABER ARROJADO BENGALAS EN CROMAñóN
El joven había reconocido que arrojó bengalas en una publicación periodística, pero aparecía en forma semioculta. Chabán pudo identificarlo. El joven cobra subsidios como víctima y le había iniciado juicio civil a Chabán, pero no se presentó en el juicio penal.
› Por Horacio Cecchi
Es seguro que por la incapacidad de síntesis no se condena a nadie. Con esa tranquilidad, el equipo de abogados de Omar Chabán abrió la puerta al empresario artístico autorreducido a comerciante de talentos para que iniciara su segunda ampliación indagatoria en lo que va del juicio oral. A diferencia de la anterior y frustrada declaración, Chabán inició su relato con una apuesta fuerte: dijo que logró identificar a uno de los supuestos jóvenes que dispararon bengalas la noche del incendio en Cromañón a partir de la publicación de una entrevista concedida por el mismo joven a la revista Gente, la semana pasada. El joven, mencionado en la nota sólo con su segundo nombre (Roberto) y con su rostro oculto, reconoció haber disparado bengalas. El joven cobra el subsidio de las víctimas de la comuna porteña y en la entrevista dijo no haberse presentado en la causa penal porque tenía miedo. Chabán pudo identificarlo y descubrió, según dijo, que el mismo joven le había iniciado una causa civil a él como víctima de Cromañón. Los jueces ordenaron enviar la grabación con la declaración de Chabán al juez Alberto Baños, que investiga quién arrojó las bengalas. Antes, al inicio de la audiencia, la mayor parte de los familiares presentes se retiró del recinto luego de que el presidente del tribunal, Marcelo Alveró, solicitara que no alzaran las fotos de las víctimas, a pedido de Chabán.
El gerenciador de Cromañón empezó con una apreciación justa: pidió disculpas por lo arduo que esperaba a jueces, público y periodistas. Después dijo contar con un “importantísimo testimonio periodístico”, y sacó a relucir la última edición de la revista Gente donde, bajo el título “Yo tiré bengalas en Cromañón”, un hombre de 31 años designado con su segundo nombre, Roberto, y con el rostro velado, reconocía haber arrojado bengalas. “Es la primera vez que sale una persona a decir que quemó el lugar”, dijo Chabán. Acto seguido, comenzó a leer la entrevista –antes pidió si la podía leer una secretaria del juzgado porque “no tengo los anteojos. Bueno, leo yo”, dijo, y leyó–, interrumpiendo cada tanto para hacer lo que denominó “interpretaciones subjetivas”. De esas interpretaciones pudo deducirse, porque además él lo subrayó en algún pasaje inicial y hacia el final de la audiencia, que a su entender la causa tiene “tres pilares”, y no los mencionó hasta casi el final de la jornada.
En el medio, durante horas, se explayó sobre cuestiones filosóficas, los nudos gordianos de la sociedad, la falsedad de los fantasmas, citas de Heidegger, los inicios de la democracia y análisis sobre las “consecuencias alucinógenas del ácido nitroso”.
Pero, a diferencia de su anterior declaración –había terminado con su frustrado pedido de recusación del tribunal que ayer lo escuchó pacientemente–, Chabán pudo deslizar, entre divagaciones e hipérboles, los que considera como los tres pilares de la causa:
- Cromañón estaba conectado con el hotel lindante. “Las ordenanzas prohíben que un local C esté unido a otro local con lo que no se puede dar la habilitación al local –dedujo–, y si no hay habilitación, no puede haber certificado de los bomberos”, que sin embargo existía “y se venía renovando desde hacía siete años cuando era el local de bailantas El Reventón.” De ese modo, intenta deslindar su responsabilidad al desatarse el incendio.
- “Las candelas tienen instrucciones y esto las hace obligatorias: es obligatorio tirarlas a más de 60 metros de una persona y a 100 metros de cualquier cosa combustible.” Con esto, Chabán apuntó a los que dispararon la pirotecnia.
- Basado en un informe de peritos arquitectos que figura en la causa, sostiene que “lo que pasó en el lugar era incontrolable porque nadie sabía hasta ese momento que podía pasar, en relación a lo que produjeron los gases tóxicos. No había nada para combatir algo tan fuera de lo común”. En este punto, Chabán descarga en lo desconocido y por lo tanto sin legislación, y carga sobre el Inti y el vendedor de las placas de poliuretano, que según el gerenciador “las vende como ignífugas y no lo son y el Inti admite su venta”.
Por último, Chabán admitió que mintió en las entrevistas previas al incendio, en las que aseguraba que Callejeros había llevado seis mil personas, y que en realidad, según las cifras de Sadaic, apenas si habían entrado 2611 personas y 200 invitados.
Chabán relató cómo se fueron obteniendo los datos de Julio Roberto Vittone, de 31 años, y cómo se enteró de que le había iniciado un juicio civil como víctima. “Yo no puedo creer que esta persona que quemó el lugar y tiró candelas al techo esté cobrando un subsidio de la Municipalidad y me esté haciendo un juicio a mí”. Más tarde, en declaraciones radiales, Vittone aseguró estar muy atemorizado, con miedo a que los familiares tomaran algún tipo de represalia en su contra.
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